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ANÁLISIS DE ESPAÑA

ETA facilita su final

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España27-09-2009

La banda terrorista ETA agoniza inmersa en una inevitable cuenta atrás a la que ella misma se ha condenado. Y su último comunicado es un paso más hacia el precipicio. La banda dice que no tiene ninguna intención de dejar las armas y hasta se permite el lujo de dar lecciones de democracia. Sí, habrá que seguir mirando en los bajos del coche antes de ir al trabajo, los escoltas mantendrán su empleo y la vida de muchas familias seguirá condicionada por la locura terrorista. Cada mañana toca esperarse lo peor, al menos durante una temporada. Pero la única conclusión posible del último documento público de ETA, es que los terroristas en cada acción, en cada comunicado que emiten desde el final de la negociación –y antes--, hace gala de esa enajenación autodestructiva cuyo único final posible es la desaparición. A lo largo de sus 50 años ha desafiado a distintos “enemigos”. Han cambiado sistemas, gobiernos, políticas, personas y, sin embargo, la única que no ha sabido, no ha querido evolucionar es la propia banda. Eso está muy bien cuando la raíz de un objetivo es digno y los medios para conseguirlo, acordes. Pero no cuando después de todo este tiempo se asume abiertamente la muerte como única vía de presión. Fuera de eso, todos los intentos de los terroristas para legitimar sus decisiones son simplemente mentira. Como el periodo de reflexión que dice haber atravesado. Lo anuncia ahora, después de asesinar a Puelles en Arrigorriaga. Después de que sólo un milagro impidiese una nueva matanza de niños en Burgos o tras la muerte de dos jóvenes guardias civiles en Palma. La banda reafirma su dependencia absoluta de las armas quizá al haberse visto obligada una vez que el Estado de Derecho -está vez sí- haya desenmascarado rápidamente su última “farsa”. Esa estrategia que podría haber llevado a Otegi a escenificar una pactada renuncia de la violencia para volver a las instituciones. Y vuelta a empezar. No ha colao y a la banda no le queda más que enrocarse. Pero cada vez lo tiene más difícil. La negociación generó muchas expectativas y su final mucha frustración entre su entorno. La izquierda abertzale -ese mundo cobarde que se quedará en nada cuando no tenga el miedo de su hermano mayor como paraguas- está harta y cada vez tiene más dificultades para movilizarse. Sus presos están cansados de los “niñatos” de los que dependen sus largas condenas. Después de 50 años de atentados, en Euskadi ahora manda un socialista que, fíjese que tontuna la suya, le da por poner banderas de España en los edificios oficiales e impide que se exhiban fotos de asesinos. A esto hay que sumarle la efectiva lucha policial y judicial. Y con todo eso, ETA sigue empeñada en seguir el mismo camino que le ha llevado hasta aquí. Por eso la banda facilita su final a un Estado de Derecho en el que ya no caben dudas de que contra los terroristas no puede haber ni un sólo segundo de tregua.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio