ANÁLISIS DE ECONOMÍA
El pozo sin fondo y el consumo asfixiado
Por Gema Diego2 min
Economía26-09-2009
Que existe una conjura para cargar los males de España a las comunidades autónomas es una de las ideas que se han tratado en los últimos días en un foro de pensadores que se ha constituido en Castilla y León para dotarla de una identidad como región. No es que sea una conjura: es que las comunidades se están comiendo en muchos casos la financiación, en detrimento del Estado por un lado y de los gobiernos locales por el otro, para llevar a cabo una gestión que podría ser más eficiente en otras manos. Y esta marcha del dinero público por el pozo sin fondo de las autonomías se nota sobre todo ahora, en época de crisis. El Gobierno central aumenta los impuestos con el argumento de que no llega a fin de mes con lo que recauda después de haber cedido lo que corresponde a las autonomías. Y los ayuntamientos y diputaciones ya han sido advertidos de que el año que viene tocarán a menos, una circunstancia que en ciertas instituciones –y no lo digo yo, lo dicen informes de las federaciones de municipios- puede comprometer gravemente su capacidad de actuación. Son únicamente las comunidades las que, parece, estarán más holgadas en los próximos presupuestos del año. No es pues, de extrañar, que se les eche la culpa de lo malo, como se le echa siempre a quien gobierna. Como también se le echará al Gobierno de Zapatero el próximo año, cuando nos lo tengamos que pensar dos veces antes de hacer nuestras compras. Porque si los salarios –vista la inflación- no van a subir; si el registro de parados no va a disminuir; y si los precios tampoco se moderan en la misma proporción en la que se van a disparar los impuestos, qué me digan quién se va a poder entregar alegremente al dispendio. Craso error, por tanto, si lo que se pretende es reactivar el tejido económico. Con este aumento del tipo del IVA y con este endurecimiento del IRPF que ha aprobado el Consejo de Ministros se podrá, sí, asegurar la prestación de todas las medidas sociales, pero no sólo de subvenciones vive el hombre, y está claro que el palo impositivo que nos va a caer encima va a anular el efecto lenitivo de ciertas ayudas. Cabría haber pensado en aplicar los incrementos con mayor mesura para que el ataque al bolsillo no hubiera resultado tan cruento. Sólo cabe confiar en que la situación sea transitoria y los vientos internacionales impulsen a la economía nacional para levantar el vuelo que ahora le impiden iniciar el paro y los impuestos.