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ANÁLISIS DE DEPORTES

Hirvonen es simplemente Hirvonen

Fotografía

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura2 min
Deportes06-09-2009

Nadie o casi nadie habría pronosticado que, a estas alturas de la historia, Mikko Hirvonen estuviese a un paso de alzarse como el campeón del mundo de ralis. Restan sólo dos pruebas por disputarse y el finlandés será campeón si no pierde los nervios, pues le bastaría con finalizar segundo en ambas carreras para conquistar el título. Hirvonen está más cerca de lo que nunca ha estado nadie de conseguir algo que parece imposible desde hace cinco años: bajar a Sébastien Loeb de lo más alto en el podio final de la temporada. El pentacampeón mundial está a punto de sucumbir ante su máximo rival de las últimas campañas. Pero, aunque pierda por primera vez en los últimos seis años, no habrá quien se atreva a negar que sigue siendo el mejor. Loeb ganó de forma brillante las cinco primeras carreras del año y muchos apuntaban a que en la temporada del que debía ser su sexto título podría lograr un pleno de victorias en los doce ralis del campeonato. Sin embargo, un pinchazo y dos accidentes brindaron a Hirvonen la oportunidad de su vida. El finlandés ha sido el más regular. Nadie puede negarlo. Pero, de ganar, siempre le quedará el San Benito de haberse llevado el título merced al infortunio de su adversario. Tras los percances que Loeb sufrió en Cerdeña, Grecia y Polonia, Hirvonen se topó con un liderato con el que ni siquiera soñaba tras la primera mitad de la temporada. Y a partir de ahí todo se le ha presentado de cara: primero le tocó correr en casa, en Finlandia, donde no ganar habría sido una catástrofe, y ahora se le ha puesto el campeonato a punto de caramelo por obra y gracia de los comisarios de la FIA, que arrebataron la victoria en Australia a Loeb por unas irregularidades en la barra de seguridad de los Citroën. Ante tal panorama, la fortuna debería cambiar radicalmente de bando para que, en las dos pruebas que deben disputarse, Loeb consiga defender su corona con éxito. No en vano, un nuevo pinchazo del galo en España, próxima cita del Mundial, podría otorgar el título a Hirvonen incluso antes de que finalice el curso. Tal vez el finés merezca un laurel por su perseverancia en los últimos años y por haber dado cierta emoción a una competición en la que, sin él, Loeb se habría paseado aún con mayor comodidad. Pero ganar con tanta suerte de por medio desluce un poco el título que está a punto de levantar. Loeb sigue siendo el mejor y, si la lotería de los pinchazos y las averías no le da la espalda, seguirá ganando hasta que surja otro Loeb. Hirvonen no lo es. Él es simplemente Hirvonen.

Fotografía de Alejandro G. Nieto