ANÁLISIS DE LA SEMANA
Qué diría...
Por Raquel González
3 min
Economía10-02-2002
Qué dirá Montesquieu de lo que está ocurriendo en Argentina. Él, que articuló una detallada separación de poderes donde el ejecutivo (gobierno), el legislativo (cortes) y el judicial (jueces) mantenían total independencia uno de otro para asegurar así el buen funcionamiento del Estado. Se escandalizaría el francés al enterarse de que el Ejecutivo argentino quiere destituir a los jueces de la Corte Suprema que afirmaron que el corralito era una medida anticonstitucional. Aunque aún se escandalizaría más si escuchase cómo acusan a esos jueces de servir, fielmente y a pesar de los años, a aquel que les colocó en el puesto, el ex presidente Carlos Ménem. Porque esos jueces que podrían parecer víctimas están siendo señalados como los verdugos, o eso parece que querían, del actual presidente Eduardo Duhalde. Al final todo se resume en lo mismo: luchas políticas de altos fondos entre partidos, e incluso entre miembros de un mismo partido. Con estas prácticas de compañerismo quieren sacar a la Argentina del hoyo. Bueno, con eso y con una reforma constitucional en la que no confía nadie, porque la confianza se le acabó al pueblo. En cambio parece que ahora los confiados son los empresarios españoles que al fin le han asegurado a Duhalde su más sincero apoyo, que probablemente durará hasta el próximo susto. Y qué dirá Aznar cuando ve que poco a poco se van tomando las medidas para hacer “Más Europa”, como viene pidiendo desde que comenzó la presidencia española de la UE. Porque esta semana se ha tomado una medida en honor a la petición del Presidente español. Muy pronto, cualquier ciudadano de la UE podrá comprar un coche en cualquier país de los 15. La intención es poder acceder al concesionario que más interese (al que más barato sea) sin importar en qué país se encuentre. El problema es que a todos no les gusta este concepto de “Más Europa”, en este caso discrepa el sector del automóvil. Quizá Aznar no haya tenido tiempo de ocuparse de los que se amotinan en el viejo continente, porque en casa las cosas no andan demasiado bien. El Producto Interior Bruto creció menos en el 2001 que en el 2000, con una diferencia entre los dos años de 1,3 por ciento. Y no sólo eso, el PIB no sólo cayó, sino que lo hizo dos puntos por debajo de lo que se esperaba el Gobierno. A estos datos descolocados del PIB se le añaden otros de aún más impacto. El paro en España ha aumentado en enero casi un cinco por ciento más que en el mes de diciembre, lo que se traduce en casi 76.000 personas que englobaron las listas del INEM durante el primer mes del presente año. Ya por último a todos nos gustaría saber qué dirán los directivos de Enron cuando vayan a declarar al Congreso. Eso, claro, si van, porque al igual que en el viejo continente, en el americano también se andan amotinando y negándose en redondo a entonar el mea culpa.
