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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Crónica de la nostalgia y la utopía

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad31-08-2009

Cierra los ojos agosto y empieza la pesadilla. La realidad placentera del descanso vacacional deja paso, una vez más, a la cruda realidad. Bien es verdad que este año el estío no ha sido tan ideal como antaño, pero ha supuesto el clavo ardiendo al que se han agarrado muchos para autoengañarse. Efectivamente, en septiembre la vida sigue igual. O peor. No ha sido lo mismo tomar el sol en Benidorm que en Varadero, ni comer los macarrones de la suegra en el apartamento que tirarse de cabeza a un banquete de esos de todo incluido. Pero de vez en cuando viene bien que el hombre aprenda con los palos, a pesar de que es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra. O tres. O cuatro. O mil. Muchos hablan más que de crisis económica, de crisis de valores. Y no les falta razón. Algunos no nos habíamos visto en otra situación igual. Uno se acostumbra fácilmente a lo cómodo, a lo sencillo, a la vida por encima de las posibilidades razonables mientras lo soporte la tarjeta de crédito, la ampliación de hipoteca o el préstamo personal. Entonces, de repente, como en el cuento de Pedro y el lobo, llegan las vacas flacas y el batacazo. Y la avestruz descubre que aunque no vea la superfice, salvo su cabeza, el resto del cuerpo quedó a la intemperie. Y el culo -con perdón-, evidentemente, está durmiendo al raso pues, la avaricia rompió el saco. Por eso, señores, comiencen septiembre con una sonrisa: háganse los locos. Piensen que por mucho dinero que haga falta aún puede ser peor si la salud, la familia y el amor de descalabra tanto o más que lo ha hecho la cuenta de ahorros. Miren al futuro, pero con los pies en el suelo. No huyan, razonen. No lloren, piensen. No se escondan, trabajen. Por cierto, recen un poco, que no viene mal. No esperen al fin de semana. Aprovechen los siete días. Y, sobre todo, no consideren jamás que cualquier tiempo pasado fue mejor o que lo que está por venir puede superar esta situación. Háganlo ver con su psicólogo, pues la nostalgia y la utopía pueden acarrear en catástrofe.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo