ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Naturaleza muerta
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad26-07-2009
Cada verano España se convierte en un polvorín. Una mano desgraciada prende la llama y la llama muerde el perímetro sucio de los árboles, los cortafuegos que no son tal, laderas, prados y hasta casas. Y, como ocurre en los hogares presas de los incendios, la naturaleza es tan difícil como recuperar de las cenizas esos viejos recuerdos como las fotografías de los abuelos que quedaron en el estante del salón. Dicen que la mecha de los incendios la prende también el big-ban que en los últimos años parece explicarlo todo: el cambio climático. Dicen que es una de las principales causas del aumento de incendios, y que en unos años el paisaje será desértico, sin vida. Ante tal panorama no es de extrañar que más de uno veranee en el hemisferio sur a ver si se contagia de la gripe A por adelantado, pues ante este asunto, como el del cambio climático, uno ya no sabe qué pensar. Nos ocurrirá, pobres, como en aquel cuento de Pedro y el lobo, que llegó la fiera, pilló desprevenido al sujeto y se lo merendó de una sentada. A quien habría que echar a la jaula de los leones es a quienes abandonan a un animal. El gran Farina ya lo sentenció: "Maldita sea la mano que mata un perro". Y dejarlo abandonado en un arcén no es más que condenar al pobre bicho a la muerte y, posiblemente, causar otra de un ser humano. En el mejor de los casos se buscará la vida en los páramos desangelados que asoló el fuego, de donde huyeron los animales silvestres y apenas suenan las chicharras y los pájaros. ¡Menudo cuadro! Cualquier pintor lo titularía y, con razón, "Naturaleza muerta".
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo