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¿TÚ TAMBIÉN?

Archipiélagos

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión28-06-2009

"Ningún hombre es una isla", reza una canción de John Bon Jovi sobre la que pivota el argumento de la película Un niño grande. El protagonista, encarnado por Hugh Grant, sostiene la tesis contraria: él dice ser una isla perfecta, pues no depende de nadie ni quiere que nadie dependa de él. Vive de las rentas, al margen del mundo, pagando por todo lo que hace tener una vida placentera y, eso sí, ligando con mujeres que no le exijan compromiso alguno. Representa, sin duda, el ideal de vida del hombre postomoderno, y seguramente muchos de nuestros jóvenes sueñan con esta idea, aunque no sepan expresarla con tal rotundidad. Evidentemente, la tesis es absurda, pero funciona en el Primer Mundo, en el Estado de Bienestar, creado precisamente para mantener la ficción liberal-capitalista de que somos individuos autónomos e independientes. El antagonista, sin embargo, no vive en una burbuja ficticia, sino en el mundo real. Es un niño abandonado por su padre y cuya madre tiene tendencias suicidas. Aprenderá de su madre que ambos se necesitan y que deben cuidarse mutuamente. Ahora bien: descubre que cuando uno de los dos falla, el otro se queda solo. La conclusión es sencilla: hacen falta más de dos. De ahí que, cuando conoce a Hugh Grant, decide obligarle a ser amigo de la familia. Hugh Grant aprenderá la extraña sensación de felicidad que supone hacer algo por otra persona sin buscar nada a cambio. Aprenderá que las mentiras impiden la relación humana auténtica. Aprenderá que el amor es algo más grande que el sexo. Aprenderá que uno ya no es ni quiere ser una isla cuando está verdaderamente enamorado. Aprenderá que la felicidad sólo es posible cuando no somos islas. La tesis final de la película no es exactamente que "ningún hombre es una isla", sino que, siendo islas, parece mejor convivir como "archipiélagos". Convendría recordar que la cita de John Bon Jovi remite a un poema de John Donne, quien sostiene: "Ningún hombre es una isla, algo completo por sí mismo; todo hombre es parte del continente". Metáforas geográficas aparte, que, por cierto, resultan refrescantes ahora que llega el verano, lo cierto es que la película podría convertirse en toda una lección para el hombre postmoderno. Sólo allí donde los hombres se reconocen dependientes, limitados, necesitados de otros y abiertos a ayudar a otros, puede edificarse ese lugar donde la vida se ensancha.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach