ANÁLISIS DE DEPORTES
Ya pasó todo
Por Alejandro G. Nieto2 min
Deportes28-06-2009
Acabó la Copa Confederaciones y dejó la sensación de que España ha vuelto a ser la misma de siempre; que los tiempos de gloria, desde la consecución de la Eurocopa a la racha de 15 victorias encadenadas, fueron un efímero instante de perfección que duró apenas un año. Estados Unidos explotó una burbuja en la que los hombres de Vicente del Bosque se habían acomodado y bajaron de la nube a todos los que auguraban que este equipo iba a ganar el Mundial. Calidad para ello les sobra, desde luego, y la experiencia adquirida en el campeonato europeo les puede servir de gran ayuda. Sin embargo, para levantar el trofeo más preciado que existe en el mundo del fútbol hace falta mucho más que eso. Se ha criticado mucho a Luis Aragonés, pero lo cierto es que desde que el abandonara el cargo la selección no ha vuelto a jugar tan bien. Ha mantenido su estilo, tan atractivo que hasta sin funcionar lo mejor posible es capaz de encandilar. Pero con el paso de los partidos el fútbol de la Roja ha ido perdiendo chispa, capacidad de sorprender y, sobre todo, eficacia. La derrota ante Estados Unidos y el pésimo partido por el tercer y cuarto puesto jugado ante Suráfrica evidenciaron los males de un grupo que debe hacer examen de conciencia para reencontrarse a sí mismo. Faltó actitud y se echó de menos la creatividad que define el estilo del equipo. Cierto es que no estuvo Andrés Iniesta, pieza clave en el esquema. Pero un conjunto que aspira a proclamarse como el mejor del mundo debe rendir de la misma manera aunque acarree un par de bajas. España fue a la Confederaciones sin ninguna motivación, y lo pagó con un ridículo que ha sido como una bofetada en la cara a un país entero. Aunque tampoco hay que culparles por haberse tomado a cachondeo un torneo que sobra totalmente en el calendario internacional. Ni siquiera Telecinco, cadena que retransmitió el evento, se lo tomó en serio. De otra manera no se explica que hayan mantenido como comentaristas a J.J. Santos y Luis Aragonés, una pareja tal vez muy válida para otros menesteres, pero pésima a la hora de retransmitir partidos. En fin, que seguramente lo mejor de la Copa Confederaciones es que por fin haya acabado.