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ANÁLISIS DE LA SEMANA

La conciencia del capitalismo

Fotografía

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura2 min
Economía03-02-2002

Para que gane uno, siempre ha de perder otro, u otros muchos. ¿Y quién es ético que gane? ¿El mejor? Pero, ¿quién es el mejor? No siempre son los que tienen más dinero, y curiosamente siempre suelen ser esos los que acaban ganando. ¿Debe ganar la mayoría? Ese es el principio de la Democracia, pero quizá esa mayoría implique graves perjuicios para una minoría, eso tampoco sería justo. Por estos desequilibrios entre ganadores y perdedores, la conciencia del capitalismo se reunió el pasado fin de semana en Brasil. Allí, intelectuales, teóricos, premios Nobel, idealistas... se dieron cita para seguir clamando por un reparto proporcional de la riqueza mundial, que justo por ser mundial, es de todos y el acaparamiento de unos pocos resulta cuanto menos molesto, injusto, indeseable, repulsivo. La globalización que enarbolan los países capitalistas como solución a tanta desigualdad no está dando, ni de lejos, sus frutos. El mundo se está convirtiendo en un lugar con McDonald’s y Coca-Cola en todos los países, por supuesto, también los subdesarrollados. ¿Era esto lo que vendieron como globalización? Pero claro, regla de oro del buen comerciante: venderlo todo como si fuese lo mejor de lo mejor, aunque luego ni la garantía responda. La panacea le vendieron a Argentina con la paridad entre el dólar y el peso, y ahora el país anda poniendo parches a un bote que hace agua por todas partes. Parece difícil que el país latinoamericano vaya a peor, pero nadie se atrevería a decir que es imposible. Porque imposible no hay nada. De repente puede ocurrir la cosa más insólita, como que dos aviones se estrellen contra las torres gemelas, y que eso tenga repercusiones económicas a escala mundial. La diferencia es que para un país rico recuperarse es muy fácil, y sino que se lo digan a EE.UU. A Alemania, rico también, se le está atragantando la remontada. Tanto, que se ha convertido en el débil de Europa. Y ya se sabe que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. Con lo cual, es muy probable que el país reciba un castigo por parte del resto de los 15. España, a la chita callando va haciendo camino y consiguiendo algún beneficio que otro, algunos le llegan de rebote. Con tanto miedo a los altos vuelos, España ha visto incrementado su turismo de un modo espectacular. Siempre es bienvenido el turismo, ya que equilibra la balanza de pagos, pero también eleva los precios, que en lo que llevamos de año han vuelto a aumentar. Una de las razones es la implantación del euro que ha conllevado redondeos al alza. Quizá convendría que la conciencia del capitalismo se hiciese visible más a menudo.

Fotografía de Raquel González