ANÁLISIS DE ECONOMÍA
Flores de almendro
Por Gema Diego1 min
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Muy bucólicos se han puesto ahora los organismos internacionales y los gobiernos para hablar de un incipiente final de la crisis que, por el momento, no acaba de aterrizar. “Brotes verdes”, “destellos de esperanza”, “frutos”… Todo muy primaveral, suena a tarde de campo, a contemplación de noche estrellada, a velada de verano, a fresquísima ensalada. Casi parece que les ha dado un arrebato por la cercana llegada del verano más que por la tímidamente positiva frialdad de los números. Porque las estadísticas, de momento, no perdonan. La caída del Producto Interior Bruto (PIB) en España en el último trimestre ha sido espectacular, la más estrepitosa desde que se empezó a registrar este dato. Y las cifras de la UE son también espantosas, hasta las mundiales, con un augurio de una recesión generalizada en todo el planeta en 2009. Las previsiones apuntan a 2010 como el punto de inflexión en el que comenzar a recomponer lo destruido durante la tormenta. Pero ya las caras han cambiado. Los que tienen que luchar contra la crisis en su etapa más cruda no son aquellos que la vieron venir. Dicen que los nuevos están sobradamente preparados, y ojalá los discursos cambien. En cierto modo, me gustaría que las primeras señales de la muerte de la crisis se parezcan a las flores del almendro, que avisan de la marcha del invierno y de la inminente llegada de la primavera. Que sean suaves, pacientes, pero, a la vez, imbuidas de repentina alegría y portadoras de la certeza de un tiempo mejor.