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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Euskadi, o mía o de nadie

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España10-05-2009

Se veía venir. Pero el único que no se dio cuenta fue el PNV. Era inevitable que algún día la sociedad vasca dijese basta a una política de maltrato que duraba ya 29 años. Una política nacionalista de exclusión. De distinción entre vascos de pura sangre y los que no lo eran por el simple hecho de pensar diferente. La política de ambigüedad con los asesinos. Casi tres décadas recogiendo las nueces del árbol que agitaban las bombas y las pistolas. La política de decenas de miles de exiliados. Era cuestión de tiempo que las víctimas de esta sucesión de gobiernos peneuvistas se cansasen de aguantar. Dicen que el PNV tiene dos caras, una autonomista y posibilista y otra dura y soberanista. Y esa teoría -sólo era eso- daba esperanzas a algunos. Había quien pensaba que el maltrato podría llegar a remitir algún día. Pero era mentira. El PNV siempre ha usado esa trampa de la doble faz para lograr sus objetivos. El nacionalismo, sea cual sea su signo, sólo tiene una versión. Y la del PNV es siempre la misma. Por definición tiende a más y a peor. Más si cabe después de treinta años en el poder. Prueba de ello fueron los últimos años representados en la figura de Ibarretxe. Su plan para separarse de España a costa de la mayoría de los vascos que no querían (ahí están los resultados electorales). Su intento, también frustrado, de referéndum con las mismas intenciones. La salida de Imaz por la puerta de atrás de un partido donde la moderación no existe. Los nacionalistas vascos han venido escenificando su enajenación más absoluta. Una borrachera de poder y de ansias separatistas alejadas de la realidad. Pero el pueblo dijo basta. Y lo hizo en las urnas, cuestión nada baladí. Los vascos han echado al PNV de Ajuria Enea de una vez. Han elegido a otro. Un socialista que en lugar de levantar muros sociales, políticos e ideológicos habla de tender la mano a todos. Pero no lo va a tener fácil el lehendakari López. La oposición será dura, desagradable incluso. Porque, como todo maltratador, el PNV cree que Euskadi es suya. Y que si no es suya no puede ser de nadie más. Por eso aun no ha aceptado la derrota. En lugar de eso deslegitima, insulta y ataca lo que su pueblo ha elegido libremente en las urnas. Lo grave es que no se dan cuenta de que ese menosprecio no es contra López, ni contra el PP. Con su actitud, el PNV desprecia nada menos que a los cientos de miles de vascos que han apostado por un cambio en forma de orden de alejamiento contra quienes les han maltratado durante años. Sólo les queda el pataleo.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio