ACHIQUE DE ESPACIOS
Vacas flacas
Por Nacho García Barco2 min
Deportes27-01-2002
Recién traspasado el ecuador de este campeonato liguero que mantiene patas arriba la salud del país entero, varios asuntos comienzan a confirmarse, con un tercio de Liga aún por delante. El corral de la parte alta de la tabla está repleto de gallitos que andan en su particular época de vacas flacas; así, rodeados de tanto zoológico, el Real Madrid comanda la tabla por méritos propios, porque juega al fútbol mejor que nadie, aunque entre Liga y Copa (Rayo, Málaga, Athletic, Betis...) ya acumula unos partidos sin ganar y, lo peor de todo, sin jugar bien. El problema del Madrid radica en que Helguera lleva unos partidos desaparecido. Él es el termómetro de este equipo, y ahora anda a la baja. Eso, unido a que Del Bosque quizá esté cargando demasiado con partidos a su once de gala -con razón-, y a que últimamente Morientes ha dejado de ver puerta -en relación con las ocasiones que crea el equipo- hace que el conjunto blanco no haya podido marcharse de sus perseguidores y aprovechar las turbulencias de la zona alta. La máquina alavesa de Mané parece enfriada con las nieves del Gorbea y suma derrotas con tanta facilidad como antes asombraba a media Europa. La irregularidad del Deportivo fuera de Riazor lo hace demasiado inconsistente como para luchar por el título, lo mismo que le ocurre al Celta: el día que el equipo de Víctor Fernández se crea que sabe jugar al fútbol de verdad y que le acompañen las fuerzas hasta el final, ahí habrá equipazo. Tampoco termina de convencerme el Athletic de Heynckes, demasiado vulnerable en San Mamés y con poca cuerda para tanta Liga. ¿Y el Barcelona, qué? Anda metido en tal lío extradeportivo, que explica por sí solo la situación que vive el club, que hablar de luchar por un título parece una utopía. La derrota contra Osasuna hurga más en la herida de un conjunto tocado. Demasiados problemas sobre el campo para un técnico perdido, sin rumbo; por eso el dedo acusador apunta a los jugadores, porque desde arriba se sabe que la temporada está perdida y que con los malos resultados, la reacción inmediata del público sería cargar contra el presidente y el entrenador. Visto este panorama, uno se encuentra con jugadores que no quieren saber nada de jugar, a los que les quema el balón, para los que jugar en el Camp Nou supone un suplicio quincenal. La Liga está que arde. Lo mejor es que transita ya por la parte decisiva, la de los partidos grandes y decisivos en la Champions League, alternados con el día a día del torneo doméstico, pero… muchos equipos y demasiadas dudas para un solo título.