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SIN ESPINAS

De justicias y otros linchamientos

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión27-01-2002

Esta semana se ha conocido la sentencia del caso de los fondos reservados en la que quedaron absueltos los ex ministros Corcuera y Barrionuevo y condenados Vera y Sancristobal, entre otros. Como consecuencia de la sentencia, algunas voces del Partido Socialista, véase Caldera o Rodríguez Ibarra, aprovecharon la coyuntura para dirigir sus críticas precisamente contra aquellos que, sin ninguna prudencia, arremetieron con contra Corcuera y Barrionuevo antes de conocer el veredicto. Si bien Rodríguez Ibarra tiene razón en el fondo de sus argumentos, ha vuelto a confundirse en la forma, debido a que su discurso lo ha aderezado con opiniones tan imprudentes como aquellas que reprocha. Ejemplo: meter en este berenjenal a Martín Villa o a Fraga, cuando precisamente el testimonio del presidente gallego ha sido de gran importancia para exculpar a sus compañeros socialistas. Más aún cuando hasta ahora, mejor que peor, existía un pacto de silencio político que hoy muchos se atreven a romper. Empezando por el propio José Luis Corcuera. En este asunto y para empezar, no hubiera estado de más diferenciar entre las responsabilidades políticas y las jurídicas de los exculpados. Y tal vez, una vez determinadas las segundas de la mano de los tribunales de justicia, esforzarse por determinar con objetividad aquellas que con independencia de las responsabilidades civiles o penales de los implicados han supuesto un perjuicio inmenso para nuestro Estado y los ciudadanos que lo componemos. El problema es que muchas veces, y este caso no iba a ser menos, unos y otros, desde políticos a medios de comunicación, confunden interesadamente a la opinión pública y satanizan al personaje en cuestión hasta en su forma de guiñar el ojo. Pero no seamos hipócritas. De falta de prudencia, adolecemos todos, pero todos, todos. Los de uno y otro lado. Vamos, como si el linchamiento público a una persona, sea culpable o no, fuera algo novedoso. Cómo si los juicios paralelos no se hubieran inventado ya. Más prudencia y menos hipocresía. ¿No, señor Rodríguez Ibarra?

Fotografía de Javier de la Rosa