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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Los días más negros

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura1 min
Opinión27-01-2002

El alcohol despierta a las bestias dormidas en nuestro interior. Eso es extraño. Como extraño es encontrar la luz en la noche. Nunca es una buena luz pero, en ocasiones, lo parece; como buenas parecen las bestias de nuestro interior. Parece una magia la luz de la noche bañada en cerveza. Una nota de jazz alargada. Un grito flamenco extendido. Una escena congelada. Un "la maté, pero yo no he sido". Un bostezo que nunca se acaba parece que alarga el sentido. Nunca el tiempo está detenido pero, en ocasiones, lo parece, como parece que nunca me pillarán con un "yo no he sido" en la luz de la noche bañada en cerveza, que detiene los sueños, destellos de estrellas ya muertas. Jerry tocaba su vieja trompeta en la Sala Clamores. La tocaba, la tenía entre los dedos, pero no soplaba. No tenía fuerzas. "Una leyenda viva", una sombra muerta. Alguna vez tocó de verdad, y un soplo esforzado arranca aplausos por un brillo de una estrella que murió. Aunque aún veamos su luz. La luz de la noche bañada en cerveza detiene los sueños (destellos de estrellas ya muertas); con brillo emitido hace años. Mucha cerveza, mucha luz en la noche, muchos trucos de magia, muchos brillos forzados. Mucho público agradecido al que más agradecer. Muchas más drogas, más luces en más noches con más trucos para tocar sin tocar y brillar sin brillar. Y cuando llega el día, la luz de verdad, la magia, el despierto, el sobrio, el culpable, el "he sido yo", me muero. La luz de la noche bañada en cerveza detiene los sueños (destellos de estrellas ya muertas); con brillo emitido hace años, le empujan a un seducido a sus días más negros.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach