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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Una historia real

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España01-02-2009

Se llama Ra’ed Mohamad Ibrahim Mattar. Hoy tiene 34 años. Un 22 de julio una fuerte explosión le levantó bruscamente de la cama donde dormía junto a su mujer Eman. Juntos criaban a tres niños en ese hogar de 160 metros cuadrados: Dalia, de cinco años, Mohamad, de tres (aquel día era su cumpleaños) y Ayman, de 17 meses. Eran las doce de la noche en el barrio Adaraj de Gaza. Ra’ed caminó unos metros a tientas, no había electricidad. Tras avanzar unos pasos, de golpe, cayó al piso de abajo. Su casa estaba en ruinas. Días después despertó de nuevo en el hospital. Toda su familia había fallecido. Fue un F-16 del Ejército israelí. Una bomba de un tonelada que buscaba a un presunto líder de Hamas unas casa más allá. Dio igual la hora. Que el proyectil se lanzase sobre una de las regiones más pobladas de la tierra. No importaron los niños, ni los 14 civiles asesinados cuyo único delito fue vivir a unos pocos metros de distancia del terrorismo. No importó nada. Daños colaterales. Israel elogió la profesionalidad del bombardeo y los mandos militares felicitaron a sus subordinados. "Podéis dormir tranquilos", les dijo el general de división Dan Halutz. Han pasado siete años de aquel asesinato. De aquel crimen sin respuesta. Desde 2002 hasta hoy, Ra’ed y otros familiares de víctimas han vivido un calvario diario en los tribunales israelíes reclamando Justicia. Mezclando recuerdos, ira, olvidos, burlas y humillaciones, a veces, tan mortíferas como las balas o las bombas. Justicia es una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Derecho, razón, equidad. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Pena o castigo público. Delito es la culpa el quebrantamiento de la ley. Acción o cosa reprobable. Acción u omisión voluntaria o imprudente penada por la ley. Y perpetrar un crimen es la consumación del delito grave. Asesinar es matar a alguien con premeditación, alevosía, mientras que defensa es el arma, instrumento u otra cosa con que alguien se defiende en un peligro. Amparo, protección, socorro. Y el terrorismo, ay cuantas definiciones a veces contradictorias y casi siempre interesadas, el terrorismo es la dominación por el terror. La sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Ahora, en el tiempo en el que el relativismo desnuda el significado de las palabras y de todo lo demás, un juez español ha decidido al menos, como mínimo, investigar por primera vez que pasó aquella noche y quién tuvo la culpa. Habrá quien piense en qué hace España metiéndose donde no le llaman. Con la que hay liada en la Justicia se preguntarán si Andreu tiene como mínimo el juzgado bien barrido. Sería de los pocos. Pero también habrá quien se niegue a que el eufemismo, el miedo, el servilismo el arte de mirar para otro lado ganen otra pequeña batalla. Aunque sólo sea una china en el zapato, una chincheta contra el tanque, merece la pena. Al menos en el plano moral en el que nunca nada es menos.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio