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POLÍTICA DE INSULTO

Los insultos y amenazas en la política siguen sin acarrear consecuencias

Por Esteban del PozoTiempo de lectura3 min
España11-12-2008

La programación televisiva está llena de programas conocidos popularmente como zappings. Se trata de ver como presentadores o personas famosas sufren algún tipo de hecho divertido en directo o algún enfrentamiento en el que los insultos cobran especial protagonismo. Políticos, escritores, personajes de la crónica social… nadie se salva. Quizá no llegasen a una hora entera de televisión, pero seguro que, en los últimos días, distintos dirigentes políticos españoles han dado luz a exabruptos en los que el insulto, el mal gusto y las amenazas podrían pasar a formar parte de uno de estos programas sin dificultad.

A lo largo de toda la legislatura anterior las descalificaciones, sobre todo entre los dos principales partidos fueron constantes. En algunas ocasiones este tipo de situación se dio el en el Congreso, órgano de representación nacional y mayor exponente de la democracia en España. Después de las últimas elecciones generales parecía que el tono se había reducido. Rajoy y Zapatero habían acercado posturas, y daba la sensación que los insultos en la política iban a diluirse como un azucarillo en el café. Pero no ha sido así. El diputado de ERC, Joan Tardá; el alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el socialista Pedro Castro; y el senador y presidente de honor del PP, Manuel Fraga, han sido los mejores ejemplos de practicar este tipo de mensajes. Durante la celebración del treinta aniversario de la Constitución de 1978, las juventudes de ERC organizaron un acto político para representar la muerte de la Carta Magna. Se escenificó un funeral en el que los cachorros del partido independentista transportaban una lápida en negro que portaba el nombre de Constitución. Para finalizar el evento, el diputado en las Cortes Generales, Joan Tardá, pronunció un discurso en el que terminó gritando “Viva la república, muerte a la monarquía, y muerte al Borbón”. El PP acusó al PSOE de seguir permitiendo que el Gobierno catalán se apoyase en esta formación mientras que el presidente de las Cortes, José Bono, declaró que el diputado catalán es muy distinto en el trato personal que como se muestra en alguno de sus discursos. La gravedad de la expresión podría llevar a Tardá a los tribunales ya que sus afirmaciones se pueden interpretar como amenazas al Jefe del Estado. Una situación parecida llevó a un puñado de jóvenes al banquillo de la Audiencia Nacional por la quema de fotos del Rey Juan Carlos I. A día de hoy todavía no se sabe que consecuencias acarrearán las declaraciones de Tardá. La Fiscalía ya ha pedido informes para estudiar si actúa contra él, pero las principales asociaciones fiscales y judiciales coinciden en vaticinar que este hecho no tendrá recorrido penal. "Habría que colgarlos" En contraposición a las palabras de Tardá y a respuesta de si se podría limitar el poder de los nacionalistas en la política nacional, Manuel Fraga, fundador y presidente de honor del PP, afirmó que para comprobarlo “habría que ponderarlo colgándolos de algún sitio” y añadió, para explicar esta afirmación, que el nacionalismo “por definición es lo contrario de la defensa de España”. Rápidamente, el vicesecretario general de los socialistas, José Blanco, pidió el cese de Fraga en su escaño del Senado ya que, según dijo, esta institución “no podría albergar ni un minuto más en su seno” al presidente fundador del PP, “sentado, codo con codo, junto a los senadores insultados de ese modo y que han sido elegidos democráticamente por los españoles”. De momento, no ha habido respuesta por parte del PP más allá del interés por quitar hierro al asunto. Fuera de las afirmaciones que rozan las amenazas se encuentra la frase del alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios (FEM), Pedro Castro. El socialista no lograba saber porqué había tanto “tonto de los cojones que seguía votando a la derecha”. El malestar en el PP se hizo palpable ya que los representantes de las localidades que gobierna el este partido van a plantear la destitución de Pedro Castro, futuro poco probable por el posible apoyo de los nacionalistas al alcalde socialista.

Fotografía de Esteban del Pozo