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RUSIA

Las críticas de Occidente se quedan en mero ruido

Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
Internacional31-08-2008

Las condenas de Occidente a la decisión del presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, de reconocer la independencia de las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur se quedaron, de momento, en papel mojado. Mientras que la OTAN movilizaba barcos en torno al Mar Negro, Estados Unidos condenaba la iniciativa rusa y la Unión Europea planteaba incluso la imposición de sanciones a Moscú. Sin embargo, con el recuerdo de lo hecho con Kosovo apenas unos meses atrás, las iniciativas a uno y otro lado del Atlántico desfallecieron pronto.

Tras el reconocimiento de la independencia de las dos regiones georgianas por parte de Rusia, las reacciones de Occidente no se hicieron esperar. Desde Estados Unidos, el presidente norteamericano, George W. Bush, condenó la decisión de Moscú por incurrir en una violación indirecta de los tratados de alto el fuego dado que "aumentaría la tensión" y dificultaría las negociaciones diplomáticas. "La decisión de Rusia además resulta incongruente con numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por las que Rusia votó a favor en el pasado", añadió Bush. Además, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, aseguró que la política de Medvedev "pone en serias dudas su compromiso con la paz y con la estabilidad en el Cáucaso". Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, lamentó la decisión de Rusia en nombre del Gobierno español afirmando que Madrid matendrá la actitud "que siempre ha mantenido" en problemas anteriores, en una clara ocasión al conflicto de Kosovo. Asimismo, los estados miembro de la Unión Europea condenaron firmemente la acción rusa por separado aludiendo que violaba los principios de soberanía e integridad nacional de Georgia. En el seno de la Unión, el ambiente empezaba a caldearse, sobre todo por influjo de los países del Este. Sin embargo, en apenas 48 horas las reacciones de la Unión Europea, siempre en boca de la Presidencia de turno francesa, cambiaron notablemente de signo. Si el miércoles el presidente galo, Nicolas Sarkozy, advertía a Rusia de que su actitud tendría "graves consecuencias" en sus relaciones con la UE, el jueves el ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, afirmaba que Bruselas "preveía imponer sanciones" contra Moscú que se darían a conocer a lo largo de la presente semana. Sin embargo, esa subida del tono en las críticas a Rusia duró poco, dado que el viernes la Presidencia europea rectificaba y aseguraba que "aún no había llegado el momento de las sanciones" contra Rusia. "En este momento, no esperamos que el Consejo Europeo decida ningún tipo de sanción. Ahora seguimos en plena dase de diálogo con Moscú", afirmaba Francia en un comunicado. Además, en el mismo día, Kouchner afirmó que París no estaría entre el grupo de países que exigiría la imposición de sanciones a Rusia. El cambio de discurso europeo pudo haber tenido su origen en la representación británica. En un clima de hostilidad y oposición al reconocimiento de la independencia de las regiones georgianas por parte de Rusia, Reino Unido quiso calmar los ánimos recordando que las medidas de la UE "no deberían buscar la creación de una nueva guerra fría" y que la OTAN "no es una alianza ofensiva". Apoyos desde Asia Con un ambiente muy cargado en Europa, las posiciones frente a Rusia cambian cuando se cruza al continente asiático. Y es que China, a la cabeza de un grupo de otros cuatro países asiáticos (Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán), realizó la pasada semana una declaración de apoyo al "papel activo" que está desempeñando el Kremlin en el mar Negro. Sin embargo, Pekín, intentando evitar que Occidente entendiera su pronunciamento como un desplante, evitó referirse directamente a Georgia y abogó por animar al Kremlin a "buscar soluciones para el Cáucaso desde el diálogo". La mayoría de analistas internacionales coinciden en que antes de la declaración hubo algún tipo de contacto directo entre el Kremlin y Pekín, dado que Rusia está recabando apoyos para su decisión de reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.

Fotografía de LaSemana.es