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SIN CONCESIONES

Al abortaje

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión11-07-2008

Al abortaje, no al abordaje. Este es el mensaje que está lanzando el Gobierno de Zapatero con su propuesta para ampliar la legislación sobre el aborto. Aunque algunos socialistas quieren despenalizar por completo esta práctica, saben que no pueden hacerlo porque choca frontalmente con la Constitución y resulta cuanto menos poco ético. La sociedad española no lo entendería. Resulta difícil comprender los argumentos esgrimidos por el PSOE para ampliar la legislación del aborto. Zapatero habla de "nuevos derechos" y lo equipara al matrimonio homosexual, aquella ley que equiparó como igual lo que en la forma y en el fondo es distinto. Puestos a comparar, el jefe del Ejecutivo debería tener presente que aquella reforma que consideraba urgente e imprescindible se ha convertido en un fracaso en apenas dos años. Trataron de convencernos de que las bodas gays eran una demanda mayoritaria de la sociedad. Pero era mentira, y bien gorda. En dos años, apenas se han casado 5.000 parejas del mismo sexo. Sobran las opiniones. Las cifras lo dicen todo. La mayoría social de la que hablaba Zapatero sólo representa el 0,01% de la población. Ni mayoría ni siquiera minoría. Es insignificante. Zapatero se empeñó en llamar matrimonio a lo que no es matrimonio sin escuchar a la oposición y sin escuchar a los expertos. Ahora, quiere ampliar el aborto por la misma vía. Pone el derecho a decidir de la madre por encima del derecho a la vida del bebé que va a nacer. No tiene sentido y menos desde el año pasado que, en teoría, quiere favorecer la natalidad con su célebre cheque de 2.500 euros para los padres. Como ahora hay crisis, ha debido de cambiar de opinión y prefiere promover el aborto para no tener que asumir el coste de aquella medida con la que, a base de populismo, empezó a ganar las elecciones generales. Además, resulta que el líder del PSOE, que tanto presume de proteger a los débiles, abandona a su suerte al más indefenso: a la criatura concebida y que vive en el vientre de la madre. Zapatero se solidariza con los inmigrantes moribundos que ve a través de televisión llegar a las costas españolas pero ignora a esos niños a los que una madre puede sentir en su interior cuando el corazón late con intensidad y reparte algunas pataditas. Además, aprueba por decreto ley que las mujeres que aborten permanezcan en el anonimato. Oculta sus nombres del mismo modo que el de los criminales, como si tuvieran algo de que avergonzarse y la conciencia les pesara. Toda una incoherencia. La Constitución ya ampara el aborto en determinadas circunstancias. Cualquiera las comprende y casi todo el mundo las ampara. Pero Zapatero quiere ampliar los supuestos sin explicar a las madres el sentimiento de culpa que queda el día después, sin recordarles que tras la fatídica decisión no hay margen para el arrepentimiento. Con la eutanasia ocurre algo parecido porque el PSOE disfraza como un "nuevo derecho" el asesinato legal de una persona a manos del estado. En lugar de proteger al desvalido y al enfermo, Zapatero pretende empujarle a la muerte con la tesis de que no merece la pena vivir si no es en plena facultad de condiciones. Por esa regla de tres, el Gobierno está lanzando un mensaje profundamente discriminativo a discapacitados y ancianos. Les dice que es mejor morir con dignidad -autorizando al estado a que te mate- que vivir con la más mínima adversidad. También envía un mensaje derrotista al ciudadano, pues transmite que el sufrimiento carece de sentido cuando casi siempre es el motor del esfuerzo humano. La eutanasia también tienen su lectura económica, especialmente en estos momentos de crisis que Zapatero no quiere reconocer. El suicidio médico de enfermos terminales y personas dependientes ahorraría al país miles de millones de euros en sanidad. Nadie habla de ello pero razones como ésta son las que realmente empujaron la legislatura pasada a prohibir el tabaco. De uno y otro modo, queda claro que para algunos el Estado está por encima de todas las cosas, incluido el ser humano, cuando debería ser al revés. Yo puedo dar gracias de tener unos padres que no sólo no abortaron mi nacimiento sino que lo buscaron y desearon durante años hasta hacerlo realidad. Si ellos hubieran hecho lo que ahora promueve Zapatero, ni yo estaría aquí ni usted -querido lector- estaría leyendo este artículo.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito