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LEGISLACIÓN

El Congreso de los diputados da el visto bueno al proyecto ¬Gran Simio¬

Por Esteban del PozoTiempo de lectura1 min
Sociedad29-06-2008

Se mentiría si no se dijese que en alguna ocasión se piensa que alguna persona se asemeja físicamente a un mono, o que algunas personas están cerca del mundo animal por no ser capaces ni de controlar sus instintos. Pues esta reflexión que en muchas ocasiones no pasa del chiste malo ha dado un paso al frente en España. El Parlamento aprobó la proposición no de ley que insta al Gobierno a sumarse al Proyecto Gran Simio, es decir, a equiparar en derechos a los monos y a los hombres.

La propuesta la llevo a la cámara baja el diputado de Izquierda Unida en Cataluña, Juan Herrera. Para defender su posición explicó que el objetivo de la propuesta es evitar la desaparición de los grandes simios, "devolverles la dignidad", prohibir su tortura, muerte y esclavitud, y garantizar "una vida digna" para la especie. "Son seres con capacidad para conocerse a sí mismos, con capacidad cognitivas amplias y complejas", señaló. Es decir, que se considera al simio con unas características psicológicas iguales a las de una persona y por tanto se le reconocen derechos humanos como el respeto a la vida, la libertad y el no sometimiento a tortura. En contra, aunque en la votación sólo se abstuvieron, se oyeron voces pertenecientes al Partido Popular. La diputada popular Raquel Arias dijo que "no es serio ni pertinente equiparar en derechos a humanos y animales". "Nos llevaría a un camino de consecuencias nada claras", afirmó. Se da la circunstancia de que si finalmente se aprueba la adhesión al Proyecto Gran Simio se darían unas paradojas nada superficiales en materia antropológica y de derechos en cuanto a visión de la sociedad. Por ejemplo la legislación española permitirá la experimentación con embriones humanos pero no con grandes primates, o se cuidará que todos los monos tengan una naturaleza adecuada donde nacer y crecer pero sin embargo el aborto seguirá produciendo miles de muertes al año.

Fotografía de Esteban del Pozo