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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Llueve fuera

Fotografía

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura2 min
Economía06-01-2002

Fuera, detrás de las cortinas, los cristales, la persiana, fuera, digo, llueve. Lluvia. Puede ser agua renovadora, de la que riega los campos en su justa medida y de la que engorda los frutos haciéndolos más jugosos, de la que llena pantanos a punto de fenecer, de la que limpia las calles, los coches, los espíritus. Pero también puede ser agua torrencial de la que arrasa pueblos, de la que arruina todas la cosechas, de la que sesga vidas. Lo del euro es agua renovadora. Se ha estrenado con todas las esperanzas de hacer Europa y de hacernos a todos más europeos. El estreno ha sido excepcional en todos los países que participan de esta nueva experiencia y ya ni decir de su estreno en bolsa, en la cual el euro se ha revalorizado y ha ganado valor en comparación con el dólar y el yen, aunque también es cierto que el último día de cotización perdió fuerza. Aún así, el caos inicial ha sido imposible de evitar. Caos doméstico a la hora de pagar en los establecimientos, o en la comprobación de las vueltas. Nada grave. La lluvia que cae sobre la bolsa , es continua, a veces escampa pero otras arrecia. La semana pasada arreció lo suyo a propósito del vendaval que acontecía en Argentina. Las empresas españolas con intereses económicos ashá van a ver mermados sus beneficios a partir de la adopción de las nuevas medidas económicas adoptadas por el nuevo presidente argentino, Eduardo Duhalde, que tiene previsto mantener el puesto hasta el 2003. Algo más difícil de lo que parece, si se observa la progresión de los últimos quince días, en los cuales Argentina ha tenido hasta cinco presidentes. Donde llueve sobre mojado es en el tema del aumento de los precios con el estreno del año. Cada año sorprenden con lo mismo y este año, como muchos otros, le ha tocado a la gasolina, el tabaco, el alcohol, los peajes, la vivienda... Entre esto y los redondeos al alza del euro lo más probable es que la inflación se dispare a lo largo de este capicúa que ya nos acoge.

Fotografía de Raquel González