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LÍBANO

Líbano, camino de una guerra civil

Por Iara MantiñánTiempo de lectura2 min
Internacional18-05-2008

Las facciones enfrentadas en Líbano y las injerencias de países extranjeros son dos de las características que han marcado la historia libanesa durante décadas. Los enfrentamientos de las pasadas semanas han puesto en evidencia que la estabilidad en el país es muy frágil y que puede romperse en cualquier momento.

Líbano parece conducirse hacia la guerra civil entre la milicia chií Hezbolá y el Gobierno del país. En los últimos días, milicianos mantuvieron bloqueadas numerosas calles de la capital, Beirut, a pesar de los intentos de las autoridades por mantener el orden. Muchos libaneses recuerdan los tiempos en que esto era inimaginable. Hasta los años 70, Líbano era considerada como “la Suiza de Oriente”. Era un país desarrollado, pacífico e independiente. Donde convivían cordialmente cristianos, drusos, chiíes, suníes y protestantes. Sin embargo, todo cambió cuando Yasir Arafat, que entonces dirigía la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), fue expulsado de Jordania. Eran años en los que Arafat, fuera de Palestina, dirigía bombardeos y ataques contra objetivos seleccionados en la frontera israelí. Siempre desde un país vecino, al que tomaba como centro de operaciones. Así, una vez fuera de Jordania, la OLP se instaló en Líbano. Y Líbano entró en el punto de mira de Israel. De este modo, tras un primer ataque en 1978 (que trajo como consecuencia que Israel dejara un destacamento en el sur del país, como “perímetro de seguridad”), en 1982 tuvo lugar la I Guerra de Líbano, que concluyó con la ocupación de Beirut por parte de las tropas israelíes y la salida presurosa de la OLP. Desde entonces, Líbano ha quedado sumido en la crisis permanente. Hasta ahora, el deseo de venganza ha sido capitalizado en Líbano por comandos insurgentes de la facción chií. Su gran representante es Hezbolá, Partido de Dios, que cuenta con gran apoyo de la población y que es un estado dentro de otro Estado, fundado en 1982. Para la Unión Europea, Hezbolá constituye un “grupo terrorista”, al igual que para EE.UU. e Israel. Atrincherada en el sur del país, fue la única milicia en no ser desarmada por las autoridades libanesas tras la guerra. Por ello, los combates entre Hezbolá y el Ejército israelí han sido una constante en todos estos años hasta culminar en la II Guerra de Líbano, en julio de 2006, con una potente ofensiva israelí. Hasta hoy, la crisis en Líbano no ha hecho sino agudizarse. Parece que la única alternativa de conseguir la paz es cambiando la Constitución, en la cual se establece que el presidente del Gobierno ha de ser cristiano y conceder mayor poder a los chiíes de Hezbolá, que son los causantes de los últimos conflictos.

Fotografía de Iara Mantiñán