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ANÁLISIS DE ESPAÑA

La trinchera de Rajoy

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España06-04-2008

“¡Sólo me la arrebatarán muerto!”. Lo dijo el ya inmortal Charlton Heston mientras blandía su fusil de metro y medio de largo. Defendía así su derecho a usar armas de fuego en ese Far West moderno que es Estados Unidos. Sólo su tono de voz profundo y áspero, curtido en batallas que van desde la antigua Roma a la vieja Castilla pasando por Egipto o hasta planetas de simios imaginarios, indicaba que iba en serio. Algo parecido es lo que ha dicho –sin decirlo- y ha transmitido Rajoy a la hora de defender su derecho a liderar un proceso de cambio en el PP. No le ha hecho falta gritar, no tiene voz para hacerlo. Tampoco ha necesitado alzar una escopeta al aire, auque hasta el congreso del partido en junio no habría que descartar nada. Rajoy se ha despojado de su traje de maricomplejines y ha dado un golpe en la mesa enrocándose en los suyos por lo que pueda pasar de aquí en adelante. De este modo ha optado por nombrar a su niña, Soraya Sáenz de Santamaría portavoz del PP en el Congreso. La misma a la que fue buscar la noche del 14-M en pleno debacle popular para decirle “tranquila tu estarás conmigo”. Cuando los resultados electorales ya le daban como líder de la oposición, el candidato a presidente bajó desde la planta séptima de la sede de la calle Génova –la planta noble- hasta un despacho perdido del edificio en el que esta joven abogada del Estado trabajaba cual hormiguita preocupada por su futuro. Ese idilio se ha visto materializado ahora al convertirla en la piedra angular de un necesario proceso de renovación. Mientras, en el Senado repetirá Pío García Escudero, una persona que basa su fuerza en el fondo y no en la forma y que, pese a ser un hombre de Aznar, se ha convertido en un estrecho y eficaz colaborador de Rajoy. Con esto el líder del PP acierta por partida doble. Primero porque supone un paso adelante en ese proceso de cambio del partido hacia posturas más moderadas y sensatas. Y segundo –y quien sabe si más importante- porque supone todo un desafío a quienes todavía hoy aspiran a sucederle en el cargo sin esperar a una tercera derrota electoral. Rajoy ha aprendido la lección y ha sacado el cuchillo para defender su posición. Ya sólo se la arrebatarán muerto y, cuando llegue el momento de pelear, tendrá un equipo propio que le defenderá sin fisuras. Igual que Zapatero combatió sus discrepancias internas con eficacia marginando a los díscolos y otorgando todo el poder a su círculo de confianza –con o sin carné de socialista-, Rajoy también ha ido cerrando puertas en los últimos meses a quienes aspiraban a la sucesión. La no inclusión de Aguirre y Gallardón en las listas para las elecciones dejó las disputas de los dos líderes madrileños en meras discusiones de tráfico. Sobre todo cuando anunció que no dimitía. También la no elección de González Pons como portavoz ha supuesto un varapalo para el campismo valenciano que había visto su oportunidad en las últimas semanas de acaparar algo más de protagonismo de cara al futuro. Al final ni unos ni otros, Rajoy y el equipo propio que prometió. A buen seguro que el camino hasta el congreso de junio no será de rosas. Algunos/as de los que inicialmente optaron por respetar y elogiar la decisión de su líder de continuar estarán afilando el colmillo para atacar en el momento menos esperado. No obstante, cuando ese momento llegue, Rajoy estará más preparado que antes.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio