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POBLACIÓN

Los ancianos españoles viven más y peor

Por María ReyesTiempo de lectura1 min
Sociedad01-02-2008

El reloj biológico de los españoles se retrasa cada vez más y aumenta la esperanza de vida de la población. Las cifras sitúan a España como el país con una de las tasas de longevidad más altas del planeta. Las mujeres se sitúan por encima de la media europea, con 87 años. Mientras, los hombres mantienen la misma cifra que la de la Europa de los Quince: 83 años.

El aumento de la esperanza de vida repercute notablemente en la demografía. A comienzos del siglo XX, las personas mayores de 65 años no llegaban a treinta mil. Esta cifra ha ido creciendo desde entonces. En 2010, uno de cada cuatro españoles tendrá más de sesenta años. Este índice aumentará hasta situarse en las previsiones que auguran que, antes del 2040, la población alcanzará los 60.000 ancianos. Pero aunque la esperanza de vida aumenta, no siempre lo hace en paralelo a la calidad. Más de un millón de personas mayores sufren alguna discapacidad, muchas de ellas se encuentran en situación de dependencia. Cada vez son más los ancianos que se encuentran solos. El ritmo de vida de la población activa, la migración del campo a la ciudad y un cambio en la concepción de los valores familiares, han hecho de la soledad el principal problema de los mayores de la sociedad española, según Cáritas España. Actualmente, casi dos millones de ancianos viven solos, un fenómeno presente, sobre todo, en la ciudad. De este modo, son muchos los que fallecen en la más absoluta soledad y son encontrados días después en su domicilio, por algún vecino o familiar. Sólo en Madrid, veinte personas han sufrido esta situación en lo que va de año. La denominada soledad poblacional afecta a los mayores de manera psíquica y les agrava o causa patologías físicas que disminuyen aún más su calidad de vida. España es más longeva pero, en paralelo, no se ha establecido un orden social que permita una mayor calidad de vida. Hay más tecnologías y avances científicos, pero menos relaciones humanas y valores familiares. Con todo ello, los mayores españoles viven más, pero peor.

Fotografía de María Reyes