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ROJO SOBRE GRIS

Derrotados e incombustibles

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión28-01-2008

Cansados de luchar e inagotables guerreros; resignados a ser vividos y apasionados vividores; silenciosos escabullidos y significantes silencios. Sin motivos; con motivos. Conviven unos y otros: los que no y los que sí. Los vagones y los locomotora; los que tiran y los que se arrastran; los que hacen, los que deshacen y los que no hacen. Nos gustan los que hacen, los que tienen causa, los que mueven y remueven. Los que no se rinden ni se callan aunque guarden silencio, porque no siempre la respuesta responde ni la pregunta quiere respuesta. Las proclamas de los emperadores romanos se llamaban evangelio. Hoy me he enterado porque lo ha contado Benedicto XVI. Fueran malas o peores, las llamaban “buena nueva”. Procedían del emperador, considerado señor del mundo, por lo que, independientemente de su contenido, se entendía que sus comunicados eran siempre portadores de bien. Vaya la que liaron los cristianos llamando Evangelio a la predicación de Jesús. Ni se anduvieron con chiquitas ni con precauciones: el señor del mundo era Dios y su mensaje era la verdadera buena noticia. Hoy son pocos los que conocen el origen de la palabra Evangelio, y mucho menos que la palabra le fuera usurpada con tanto acierto y verdad al imperio romano que a nuestros días ha llegado en el sentido crítico que los cristianos reivindicaron. Debían ser tíos listos y valientes aquellos primeros cristianos, pero claro: habían conocido a un hombre que después resucitó, que hacía milagros y que era Dios. A nosotros nos toca de otra manera, en Espíritu y en forma de pedazo de pan, y aunque en realidad sea exactamente el mismo, y nos conmueva el milagro de la consagración, no verle los ojos es otra cosa. Volviendo al asunto central, el rescate del más profundo y verdadero sentido de las palabras es una batalla en la que nos jugamos la capacidad de entendernos y conocernos a nosotros mismos. Como en todo, los hay que se rinden y los hay quienes siguen luchando. Hombre y mujer: ¿se nace? ¿o es una elección personal? Con la ideología de género, el feminismo radical y tantas otras teorías y conspiraciones que han funcionado, se nos ha querido hacer creer –y lo están consiguiendo- que la “sexualidad” es en realidad “género”, que no es algo natural sino una construcción cultural y social y que, por tanto, podemos elegirla al margen de nuestra corporeidad y nuestra psicología. ¿Niño o niña? –le preguntaron a la madre-. ¿Y qué más da? –contestó- ya elegirá cuando sea mayor. Rojo sobre gris a la I Jornada sobre Ideología de género, que se celebrará en Madrid el 16 de febrero. Si tienes preguntas y quieres respuestas, las vas a encontrar. Los hay que no dan por perdida la batalla.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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