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UN VENEZOLANO EN COLOMBIA

Conflicto entre países hermanos

Fotografía

Por Elías SaidTiempo de lectura3 min
Opinión27-01-2008

A raíz de las declaraciones del presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, en pro de la salida de las listas terroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), se comenzó a gestar una escalada de contactos y giras presidenciales de éste y del presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez. Arrojando como resultado, el apoyo incondicional de los actores internacionales para este último, mientras Chávez ha venido haciendo esfuerzos por aumentar las tensiones con este país vecino, a través de acusaciones y descalificativos a su homónimo andino; contribuyendo esto, al inicio de elucubraciones en torno a la posibilidad de un conflicto armado entre ambos países o la invasión de Estados Unidos a Venezuela, al estilo de lo ocurrido con Manuel Noriega en Panamá en 1989. Muchos de los que poseen estas hipótesis, me aluden a la planeación de una trampa contra Chávez, detrás de su intervención como mediador en el canje humanitario de rehenes en posesión de los grupos armados antes mencionados, ante el subterfugio interés por relacionar a su gobierno como protector de narcotraficantes y paraíso de terroristas. Sin entrar en elucubraciones ni futurologías ante escenarios posibles, lo único cierto hasta ahora es que Uribe ha terminado por rentabilizar, en el marco de la gira internacional realizada las últimas semanas, el desafortunado llamado del presidente venezolano, ante la poca capacidad diplomática que le caracteriza, legitimando las acciones y rol de su gobierno ante el conflicto que acontece en Colombia. Mientras que Chávez, una vez más, se ha quedado con los apoyos de los gobiernos, representantes políticos y sociales de siempre (afines a él), viendo en la diatriba actual una oportunidad para generar una matriz de información, que le permita dar base a la idea de complot internacional contra la causa revolucionaria bolivariana; trasladando así la retórica que le caracteriza fuera de las incompetencias que su gobierno en temas como la seguridad ciudadana y abastecimiento interno de bienes de consumo en el país. Por lo expuesto aquí, considero que la idea de guerra entre países hermanados y estrechamente dependientes, resulta una quimera más de las que muchos de nuestros “líderes latinoamericanos” nos tienen acostumbrados, los cuales no reparan en dar más legitimidad a sus proyectos políticos, en detrimento de los proyectos de Estados, ya que, pese a ejemplos recientes intervenciones e invasiones militares, cuestionadas por toda la comunidad internacional, como la ocurrida en Iraq, a día de hoy, el claro carisma de Chávez en toda la región; así como las horas bajas que vive Estados Unidos en Latinoamérica, al tener solo un país, Colombia, como aliado incondicional; la incapacidad, hasta para el gigante de Norte América (Estados Unidos), en mantener abierto un nuevo frente bélico tan cerca de sus fronteras y con una crisis de recesión económica interna en ciernes; y la falta de pruebas que avalen tales acusaciones contra Chávez, harían que cualquier intento bélico contra este presidente fuese una aventura incapaz de tener visos de viabilidad y mucho menos de silenciar a una región acostumbrada, hasta hace unos años, a la supremacía de Norteamérica ante sus vecinos del Sur, los cuales han sido vistos muchas veces por éste como el patio trasero incivilizado e incapaces de tomar sus destinos de forma autónoma.

Fotografía de Elías Said