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SIN CONCESIONES

Un tiro en la pierna

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión20-01-2008

Seguro que ustedes han visto más de una película de vaqueros en la que el protagonista acaba tirado por el suelo, malherido y desangrándose antes incluso de enfrentarse a su adversario. Pues eso es lo que le pasa en estos momentos a Mariano Rajoy. Cuando apenas queda un mes y medio para la trascendental cita electoral del 9 de marzo, el candidato del Partido Popular se ha pegado un tiro en la pierna al anunciar que prescinde de Alberto Ruiz-Gallardón para confeccionar las listas al Congreso de los Diputados. El error no es tanto excluir al político más valorado del PP como el modo en que Rajoy ha gestionado durante el último semestre una crisis que le ha explotado en la cara en vísperas de los comicios por permitir que permaneciera latente durante tanto tiempo. Gallardón es el político más admirado fuera del Partido Popular pero menos querido dentro de sus filas. La razón no es el centrismo del que tanto hace gala. El verdadero motivo es su ambición declarada, su incapacidad para formar equipos, su tibieza de valores y su histórico individualismo. Es un experto en ser una cosa y aparentar otra. Tanto es así que su exclusión de las listas electorales del PP se ha interpretado como un acercamiento de Rajoy a los sectores más conservadores pese a que en este partido hay pocos tan abiertos, liberales y centristas como el propio Mariano Rajoy. Otra cosa es alguna gente que le rodea. Aunque el líder del PP sea más moderado que Gallardón, debería haber calculado el impacto que tendría su decisión. En la dictadura de la imagen que rige el siglo XXI es prácticamente imposible transformar un estereotipo de la noche a la mañana. Hace falta mucho tiempo y mucha pedagogía para cambiar una idea extendida socialmente. Si realmente pensaba dejar fuera de las listas a Gallardón, podría haberlo dicho en agosto, cuando el alcalde reiteró su propósito y Esperanza Aguirre puso en marcha una operación para liquidar las opciones de su principal contrincante dentro del partido. El papel de Esperanza Aguirre en todo este asunto es digno de estudio. Callada y aparentemente quieta ha movido en la sombra todos los hilos para que Rajoy frenase en seco las aspiraciones de Gallardón. Ella es la verdadera protagonista de esta película que ha acabado con el líder del PP malherido a un mes y medio de las urnas. Su estrategia ha resultado tan exitosa como sibilina. No sólo ha frenado las opciones futuras de Gallardón, sino que ha dejado en muy mala posición electoral a Rajoy. Todos los dedos señalan a Gallardón como el culpable de esta crisis, aunque es cierto que él la empezó. Pero sin duda no habría acabado así sin el ultimátum de Aguirre, sin su exigencia de entrar en las listas y sin su amenaza de dimisión. Aguirre lanzó un órdago a Rajoy y ganó la partida de mus que, acompañados de Acebes, jugaban los cuatro vaqueros más importantes del PP. Aguirre ha ganado por ahora pese a que era la que peores cartas tenía. Tenía que echarse un farol para llegar a la próxima ronda. Y le salió bien. Gallardón está triste porque sus planes casi se han esfumado. Pero el verdadero damnificado de esta guerra interna entre vándalos es Rajoy, que se ha pegado un tiro en la pierna al tratar de apuntar a Zapatero. Cuando mandaba Aznar no pasaban estas cosas en el PP. Por algo le apodaban "el sheriff" del partido.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito