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ANÁLISIS DE DEPORTES

El balonmano y sus viejos problemas

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes20-01-2008

El Europeo de balonmano, casi tanto más que un Mundial, demuestra lo complicado que es llegar en plenitud de condiciones a la competición y alguna de las vergüenzas del calendario. Las lesiones del extremo Víctor Tomás, del pivote de origen cubano Rolando Uríos y del portero David Barrufet, más el susto del otro guardameta, José Javier Hombrados, pusieron entre alfileres la convocatoria final de Juan Carlos Pastor. La decisión de convocar al meta José Manuel Sierra y al extremo Roberto García Parrondo, ambos bien conocidos por haber estado a sus órdenes en el Balonmano Valladolid, elevaron un punto más las críticas porque la provisionalidad con que llegó al cargo a finales de 2004, dadas las elecciones a la presidencia de la Federación Española de Balonmano (RFEBM), se prolongó por los éxitos en el Mundial de Túnez y el Europeo de Suiza; luego, el presidente de la RFEBM, Jesús López Ricondo, optó por mantener la confianza en el técnico vallisoletano a pesar del fiasco en el Mundial de Alemania de 2007. En todo caso, el aspecto del debate ético sobre la conveniencia de compaginar el trabajo en la selección y en un club ha quedado siempre por detrás del argumento estético: esto es, la capacidad de la selección para pulir su estilo, elaborar el juego, mantener la intensidad defensiva y traducir todos esos valores en resultados. La derrota contra Hungría, en el primer partido del torneo, hizo evidentes las dudas que arroja la portería en ausencia de los -quizá- mejores porteros del mundo, los experimentados Hombrados y Barrufet. La pérdida de variedad ofensiva que supone la baja de Uríos obliga a aguzar el ingenio del central Chema Rodríguez en la creación, o bien a cargar el ataque estático en los laterales y en los cambios de orientación para los extremos. Pero sobre todo, la derrota contra Hungría sirvió para evidenciar que los problemas de España vinieron por los ajustes defensivos, y así se vio en el partido contra Alemania, decisivo para pasar a la segunda fase del Europeo con cuatro puntos -el sistema de competición pondera los resultados de la primera fase entre los equipos clasificados para la siguiente liguilla-, en el que España dejó momentos de brillantez, tanto en la transición ofensiva como en la definición rematadora. Ahora bien, con rivales como Suecia, Francia e Islandia no caben concesiones a la relajación: a fin de cuentas, sólo el campeón de Europa consigue el billete olímpico, y en tanto que en el conflicto de intereses entre la Federación Europea (EHF) y la Internacional (IHF) nadie dé el brazo a torcer y haya un gran torneo cada año: con demasiados partidos, las lesiones de jugadores determinantes en sus equipos son un lastre que influye, para mal, en el desarrollo de la competición.

Fotografía de Roberto J. Madrigal