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¿TÚ TAMBIÉN?

Donde la vida se ensancha

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión14-01-2008

“La amistad surge fuera del mero compañerismo cuando dos o más compañeros descubren que tienen en común algunas ideas o intereses o simplemente algunos gustos que los demás no comparten y que hasta ese momento cada uno consideraba que era su propio o único tesoro, o su cruz. La típica expresión para empezar una amistad podría ser algo así: ¿Cómo, tú también? Yo pensaba ser el único.” Querido Lewis, qué grande este pensamiento que inmortalizaste en Los cuatro amores. Cuántas horas discutimos entre amigos -y entre copas- sobre estas palabras. Tantas como veces nos reconocimos, mirándonos a los ojos y pensando, precisamente: “¡Tú también!”. La definición de Lewis nos permite ordenar nuestras amistades. El valor de la amistad se condensa en lo compartido. No es igual “tú también te fumas la clase para jugar unas manitas de mus” que “tú también quieres cambiar el mundo” o “tú también luchas por un Reino de Amor y Justicia”. Ernesto Sábato encabeza con una cita cada capítulo de su agridulce ensayo La Resistencia. Dice la primera de ellas: “El hermoso consuelo de encontrar el mundo en un alma, de abrazar a una especie en una criatura amiga” (Holderlin). Es sin duda un verso hermoso en el contexto romántico. Más en el cristiano, donde más que “abrazar a una especie” podemos amar, en el otro, a nuestro hermano espiritual y, en él, al “Hijo del Dios vivo”. Gradaciones aparte, en uno y otro caso late esa sorpresa genial donde descubrimos los comunitario, donde nuestra vida se ensancha, donde el mundo cobra sentido y donde es posible el encuentro fraterno. Nuestro mundo exige hoy, quizá más que nunca, ese lugar donde la vida se ensancha. En la era de los medios de comunicación el hombre aparece incomunicado. En las grandes ciudades el hombre se siente un náufrago. La vida política -el arte del buen gobierno que ordena la convivencia- parece un campo de confrontación, con palabras-bala, debates de humo y espectáculos banales. Tenemos casi tantos divorcios como enlaces y hasta la familia, ese fuego que calienta al hombre que regresa de su batalla en el mundo, está amenazada. Frente al individualismo que nos pierde a nosotros mismos, hemos de recuperar el sentido de comunidad que, lejos de disolvernos en la masa, nos recuerda quienes somos y proyecta nuestra vida, ensanchándola. Aquí y ahora abrimos un hueco en la red para muchos “¡Tú también!” de diversos grados e intensidad, pero especialmente para todos esos que en la vida pública o privada, en la política o las artes, busquen ese encuentro con el otro desde un diálogo sincero y una actitud cordial. Porque en el fondo, en el fondo, descubrir una amistad, descubrir el amor, descubrir la grandeza del otro y compartirla, es descubrir lo que todos anhelamos: el lugar donde la vida se ensancha.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach