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COLOMBIA

Chávez, entre el prestigioso interlocutor y el revolucionario desfasado

Por LaSemana.esTiempo de lectura2 min
Internacional13-01-2008

La liberación de las rehenes Clara Rojas y Consuelo González, en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hasta la pasada semana, puso en las portadas de los periódicos internacionales las dos caras de Hugo Chávez. La primera se dio a conocer justo después del rescate y ofrecía a un Chávez victorioso, influyenye y diplomático. Sin embargo, el áurea mesiánico del presidente venezolano sólo duraría unos días.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se presentó la pasada semana como un interlocutor válido y un personaje de creciente influencia política en Latinoamérica. La foto del final feliz con las ya ex secuestradas tuvo un efecto doble: dejar en evidencia al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, por sus habituales reticencias a presentar a Hugo Chávez como un interlocutor válido y objetivo para negociar con las FARC (de sobra es sabida su poca afinidad con el líder bolivariano en éste ámbito, donde su apuesta personal era que Nicolas Sarkozy se hiciese cargo de las negociaciones) y, también, dejó la estampa de un Chávez influyente en el continente capaz de llegar a mediar en cuestiones internas de terceros países con éxito. Un Chávez respetado y respetable que vio acentuada esa imagen en su programa televisivo Aló Presidente cuando la propia Consuelo González, que acudió como invitada, reconoció que pidió a sus familiares ya en el año 2002 que intentaran involucrar al presidente venezolano debido al gran crédito con el que cuenta tanto dentro como fuera de las FARC. Asimismo, González se deshizo en agradecimientos y elogios a Chávez y le presentó como “un factor importantísimo para el intercambio humanitario”. Aprovechando su tirón después de su via crucis de popularidad tras la derrota del referéndum constitucional de hace apenas unos meses, Chávez aprovechó para cargar ideológicamente el éxito de su mediación. En declaraciones a la televisión venezolana, el mandatario aseguró que existían planes de Estados Unidos para que el proceso de liberalización acabara en tragedia. Según Chávez, “a los imperialistas” les benefician este tipo de conflictos porque “así pueden incrementar su presencia militar.” En resumen, Chávez se apuntó un tanto a costa de Uribe y trató de restarle uno al eje ideológico de Washington, algo especialmente importante en la retórica bolivariana. Sin embargo, Chávez echó por tierra su tirón de popularidad entre los sectores moderados de Latinoamérica, que pasaron de identificar a Chávez como una posible solución para conflictos violentos en el continente a escuchar de su boca que las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) deberían dejar de ser tratados como grupos terroristas para empezar a considerarlos como “grupos insurgentes”. Sus afirmaciones dinamitaron su crédito entre los moderados y ha resultado la excusa perfecta del Gobierno colombiano para desautorizar en el futuro a Chávez como mediador. A no ser que los colombianos den muestras inequívocas de anteponer la liberación de los secuestrados al desencuentro ideológico, el presidente venezolano no volverá a recibir ningún encargo desde Bogotá. INFORME.- Venezuela, en cinco minutos

Fotografía de LaSemana.es