ANÁLISIS DE DEPORTES
GP de Brasil: cada uno en su sitio
Por Roberto J. Madrigal3 min
Deportes21-10-2007
¡Qué pena no haber podido estar en Interlagos! Los colegas que fueron al circuito me dieron una envidia tremenda, porque la carrera superó las expectativas. La justicia existe, y por lo que se había visto esta temporada, ni Lewis Hamilton ni McLaren merecían ganar el campeonato. El primero, por pretender que le diesen antes de tiempo los galones de primer piloto: la avaricia rompió el saco, y el mejor debutante de la historia se quedó en eso. El sueño de ser el campeón más joven -y desbancar, precisamente, a Fernando Alonso- se le fue al garete porque no supo templar los nervios y no arriesgar más de lo debido ni en China ni en Brasil. El asturiano, ciertamente, pagó caros los puntos que se dejó al principio de la temporada, por sus errores en Canadá y España. A pesar de todo, en cuanto se centró -y a pesar de ventilar más de lo debido sus tiranteces con el equipo-, los resultados, a pesar de tener un bólido menos competitivo, ganaron en solidez. Ahí está la pauta que debe seguir para futuras temporadas. En cambio, Hamilton ha vuelto a recurrir a la cantinela de que lo sucedido le servirá para aprender. Lo tendrá difícil, porque pocas veces volverá a tener tantas facilidades como esta temporada -ninguna sanción, pese a comportamientos como mínimo dudosos- y porque su entorno, especialmente la poderosa prensa inglesa, seguirá tentándolo como un ídolo que todavía no es. En la medida en que no se cure de humildad y trate de respetar los plazos para progresar, Lewis tiene -qué duda cabe- madera de gran piloto. Pero no, por ahora, de gran campeón. Entre ellos un servidor, muchos nos alegramos por el triunfo de Ferrari no tanto porque nos gustase Kimi Raikkönen -después de todo, él era el menos malo de la película-, sino por las puñaladas que Ron Dennis sobre todo, y en menor medida también Norbert Haug, le fueron dando a Alonso, convencidos de que Hamilton sería campeón, por más que se llenaran la boca hablando de una igualdad que no fue tal, porque en la Fórmula 1, los pequeños detalles -como ser el primero en salir del box para disputar la pole position- no pueden ser iguales. Pero Dennis, uno de esos hombres creados a sí mismos, es otro de los que no aprenderá la lección, aunque la vida le enseñe a base de decepciones. Repitió los mismos errores que en 1989, cuando tuvo bajo sus órdenes a Ayrton Senna y Alain Prost, y orgulloso como es, no aceptará de ninguna manera su error. Entre tanto, los títulos siguen sin llegar, y van ocho años, y la decepción de los patrocinadores y de Mercedes, con las altísimas expectativas que había al inicio de la temporada, va a ser muy complicado que se vuelva a tornar en ilusión. Ferrari reclamará la justicia divina: fueron los perjudicados en el intercambio de documentos confidenciales entre Nigel Stepney y Mike Coughlan y tardaron en apostar como caballo ganador por Raikkönen -Felipe Massa se lo puso difícil, ciertamente-, pero una vez solucionados los problemas de fiabilidad, encontraron un coche ganador que el finlandés supo hacer ganar. El año de transición que parecía, sin Michael Schumacher ni Ross Brown. Habrá quien crea que Raikkönen merecía ser campeón, tras sus sinsabores -precisamente- en McLaren, otros simplemente se habrán alegrado porque los más honestos ganen. El caso es que los ánimos parecen haberse enfriado tras una temporada en que muchos reclamaban al cielo por la (des)igualdad que tenía a su favor Hamilton. Y ahora, a ver qué pasa para 2008: McLaren ha perdido la posición de fuerza que tendría en caso de haber ganado el británico, y ahora Alonso podrá aducir en su favor que no haber apostado por él les ha costado también perder el título de pilotos. La situación promete ser interesante, y aunque las carreras se toman un respiro de cinco meses, en las oficinas, las negociaciones y proyectos para 2008 ya están echando humo. Sigan al tanto, que la temporada no ha terminado todavía.