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SIN CONCESIONES

Una Puerta al cielo

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión31-08-2007

Tenía 22 años. Estaba en la flor de la vida. Su trayectoria profesional estaba plagada de éxitos. Muy pronto iba a ser padre. Era sencillo, cariñoso y amable con todos. Admiraba a muchos pero era admirado por millones. Sin embargo, nada de eso le sirvió para eludir su destino. Ni su juventud ni la fortaleza física ni el dinero ni la fama ni la familia ni los amigos ni los seguidores ni nada evitaron la muerte de Antonio Puerta. Algunos le definían como una de las mayores promesas del fútbol español pero lo cierto es que ya era una realidad. Había debutado con la Selección nacional, había ganado 5 trofeos en sólo 15 meses, incluso había recibido una importante oferta para jugar en el Real Madrid. Todos sus sueños se habían hecho realidad. Y cuando parecía tenerlo todo, perdió lo más importante. El corazón que tan rápido latía cuando corría la banda se paró y Antonio murió para asombro y tristeza de toda España. Pocas, muy pocas veces han compartido el mismo dolor y de manera tan intensa todos los españoles. Antonio Puerta ha alcanzado el milagro que hasta ahora sólo ostentaban otras personas como Miguel Ángel Blanco o Irene Villa. La retransmisión en directo de su desvanecimiento sobre el césped, la agonía de los médicos por salvar su vida, la posterior recuperación, su juventud y el funesto desenlace han emocionado hasta al más insensible. Cuando muere una persona de tan corta edad siempre es una injusticia y casi nadie encuentra motivos o razones del porqué. Las respuestas son complejas y difíciles de creer. Pero seguramente las hay para quienes osen buscarlas desde lo más profundo del ser humano. Nadie sabe cuál era la misión de Antonio Puerta en este mundo pero resulta evidente que ha cumplido la que probablemente es la más difícil de todas. Si en vida conquistó grandes trofeos, con su muerte ha logrado tareas todavía mas arduas. La muerte de Puerta ha abierto los ojos a millones de españoles, ha sacado del engaño a cientos de miles de jóvenes que jamás habían pensando en su ocaso vital, ha roto los tabúes que rodean al último acto de todo ser vivo, ha fortalecido la fe de muchos creyentes, ha unido todavía más a sus compañeros y amigos, a otros les ha despertado del sueño de ingenuidad que dormían, ha provocado una ola de solidaridad y compasión por todo el continente, ha concienciado a enfermos que menospreciaban su enfermedad, ha subrayado lo valiosa que es la vida y, sobre todo, ha recordado a quienes no lo sabían o lo tenían olvidado que la muerte es algo natural. Antonio Puerta nos ha dejado pero con su marcha ha creado mucho bien. Su muerte ha abierto de par en par una puerta hacia el cielo para que cada día y en cada acto tengamos presente el lugar al que iremos a parar.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito