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ANÁLISIS DE DEPORTES

Campeón sorprendente, pero no inmerecido

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes24-06-2007

El Real Madrid también se hizo con el título de liga en el baloncesto y se vengó de la derrota en la Copa del Rey. Pocos o nadie podíamos esperar una campaña semejante en un equipo llamado a la reconstrucción, que se cierra con la presencia en todas las finales y dos títulos, aunque de todos ellos quizá el de más bajo perfil sea la Copa ULEB. Habrá que ver qué puede dar de sí este Real Madrid una vez que juegue la Euroliga, que debe ser su auténtica vara de medir. Al menos, garantiza esfuerzo y valores de equipo, que no es poco. Aunque también es de esperar, incluso deseable para hacer una justa valoración, que la plantilla no padezca todas las lesiones que ha tenido esta temporada. Pero ése, el de los fichajes, ha sido uno de los puntos que mejor ha sabido rentabilizar el club. Al analizar la temporada, y al propio Madrid allá por octubre, y vistos los ejemplos recientes con Bozidar Maljkovic, un servidor tenía dudas sobre la capacidad de los despachos para moverse con agilidad. Y lo cierto es que Antonio Martín y Alberto Herreros han sabido sondear el mercado. No han traído a figuras y sí a jugadores de los que se sabía cómo jugaban: pívots como el bosnio Ratko Varda, el montenegrino Blagota Sekulic, el base turco Kerem Tünceri, el regreso del escolta esloveno Marko Milic, aunque ya lejos de la fama que lo precedió siete años atrás… y que han mantenido el rendimiento del conjunto a pesar de la acumulación de trabajo en la enfermería. Con una buena recuperación de todos ellos, ya existe una base más que aceptable para escoger a los jugadores de la próxima temporada e intentar sumar alguno más que, sin perder ese concepto solidario del juego, aporte valor añadido y por qué no, un cierto renombre. Será cuestión de paciencia. Las virtudes y el trabajo de Plaza y sus ayudantes, en todo caso, deben quedar matizadas también por la impresión de que aún no es tan bueno como su mentor, Aíto García Reneses. Situar tercero de la fase regular al Joventut, dando minutos a jugadores jóvenes y apostando por un esquema de juego valiente, intenso y vistoso, tiene un mérito enorme. Algunos recuerdan, no sin razón, que si no fuera por la lesión de Rudy Fernández en las semifinales, la Penya bien habría podido llegar a la final y ganarse una plaza en la Euroliga, en detrimento del propio Barça. Otro gallo hubiera cantado. Los azulgranas, con todo, no han dado la medida de sus verdaderas posibilidades, pues sólo encontraron el rumbo al final de la primera vuelta de la liga y el comienzo de la segunda, cuando –sin el croata Mario Kasun, por cierto– consiguieron jugar su mejor baloncesto y ganar la Copa del Rey. Los problemas de Dusko Ivanovic para interpretar los partidos, la poca aportación de los hombres del banquillo, desmotivados por ser sustituidos a cada fallo, y no seguir recetas que le mostró el Joventut, como las variantes defensivas y la presión a los bases merengues perjudicaron al Barça. El serbio es un técnico exigente, pero es poco creativo en lo táctico y es un mal motivador. Para los títulos, además de tensión, el buen rollo marca las diferencias. Así consiguió España el oro en el Mundial de Japón. Pero Ivanovic sólo consigue hacer funcionar el engranaje si le dan las piezas adecuadas; en cuanto la ecuación no cuadra, se empieza a desesperar. Conste, con todo, que es una forma perfectamente válida de llegar al éxito; Ivanovic era parte de la mítica Jugoplastika, pero allí la disciplina viajaba de la mano de un grandísimo talento, donde el bueno Dusko era apenas un secundario. Otra escuela y otros tiempos: el Barça tendrá que cambiar el paso.

Fotografía de Roberto J. Madrigal