ANÁLISIS DE ESPAÑA
Carta a un joven ‘borroka’
Por Alejandro Requeijo3 min
España10-06-2007
Ya ves chaval. Tú que le hiciste ese hueco a la pared de tu cuarto para colgar su foto. Justo al lado de la bandera en favor de los presos vascos. Ahí estaba él, mirándote cada mañana desde la cama del hospital con su reivindicación: ¡De Juana Askatu!. Entre cuatro chinchetas, tu modesto reconocimiento para el último gudari dispuesto a morir de hambre por la liberación de Euskal Herria. Y es que te creíste y abrazaste su causa como propia. Hasta te jugaste el pescuezo aquella noche con tus compañeros cuando quemasteis aquel cajero. O esa otra en la que hicisteis aquella pintada en la sede del PSE de tu pueblo. Tú, que luego te sentiste un hombre con aquellas primeras miradas de aprobación en la herriko taberna. Tú, que saliste tantas veces a la calle para pedir su excarcelación e incluso fuiste a recibirle, ikurriña en mano, a su llegada a Donostia. Convertido ya en un héroe gracias a tanta lucha. Aún tienes fresco el recuerdo de cómo sentiste que un trozo de su victoria te correspondía a ti. Hasta llegaste a pensar que el sueño de la independencia estaba un poco más cerca desde ese día. Y así lo defendiste en la calle, en el bar o en la mesa del comedor, donde ya sabes que no les gusta que hables de política. O como coño le llaméis a eso de manifestar vuestras ideas acojonando al personal. Y al final tanto para nada. De repente, los jefes os sorprenden poniendo fin a su alto el fuego permanente. De la noche a la mañana volvemos a estar como antes de aquel 23 de marzo de 2006. O lo que es lo mismo, idéntica situación que en la noche del 30 de diciembre, cuando tus superiores volaron la T4. Es decir, la misma que hace una semana, cuando aún mantenían la tregua pero reservándose el derecho a volver a atentar en el momento que ellos estimasen oportuno. En definitiva, la misma historia de cobardía y terror de los últimos 30 años. Y anuncian que retoman oficialmente las armas después de haber vuelto a las instituciones por medio de ANV, o mejor dicho, después de asegurarse un importante influjo de dinerito público, que en esto de la pasta no existen fronteras. Y mientras ellos cuentan sus perras, al resto que le den. Es ahí cuando tu borreguismo, joven borroka, hace un paréntesis y se pregunta qué pasa ahora con tu admirado De Juana. A estas alturas ya estará familiarizado con su nueva celda y acumulará varios días sin comer. Entonces espero que te preguntes de verdad dónde ha quedado tanto esfuerzo por su causa que, según te dijeron, era la de toda Euskal Herria. Quizá no entiendas por qué ETA ha dado este paso cuando aun faltaban tantos flecos por cerrar. Pero ya ves chaval, pura mafia que, como Roma, no paga traidores. De Juana, desde su encierro anterior, sugirió a la banda algunos cambios que a la dirección ni le gustaron ni ha olvidado. Tus amigos han demostrado pues que un mártir les era más útil que un héroe. Pero a De Juana no es al único al que el anuncio del final de la tregua le ha pillado con el pie cambiado. A Otegi, también que le den. De nada han servido sus años de servicio criminal activo cuando todavía era El Gordo. Arnaldo se estaba empezando a creer su nuevo rol de hombre de paz a lo Gerry Adams y ETA no quiere personalismos. Ya oíste a Barrena: “en la izquierda abertzale hay cientos de miles de otegis dispuestos a continuar la tarea”. Quizá tu seas uno de ellos. Tontos útiles dispuestos a poner la cara por los que se la tapan mientras se llenan los bolsillos usando el nombre del pueblo vasco. Ahora ya has visto cómo se las gastan y cuáles son sus preferencias. Por eso te pregunto: ¿de verdad estás dispuesto a continuar la tarea?
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio