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CIENCIA

Un caso polémico de lucha por la vida

Por Cristina AriasTiempo de lectura2 min
Sociedad25-02-2007

En 1999, Samuel Armas, uno de los pacientes más jóvenes de la historia médica, fue operado dentro del vientre de su madre. Tenía tan sólo 21 semanas. Tras el éxito de la operación y después de toda la polémica suscitada, 15 semanas más tarde Samuel nació.

Samuel Armas es uno de los ejemplos más extremos de lucha por la supervivencia y su caso reabrió el debate acerca del aborto en Estados Unidos y en todo el mundo, después de que salieran a la luz las fotos en las que se veía cómo el pequeño -dentro del vientre materno- agarraba el dedo del doctor que lo operó, Joseph Bruner. El hecho cambió la forma de pensar del propio doctor: "El aborto en los Estados Unidos es legal y yo creo que es una opción muy personal, aunque desde que Samuel tocó mi mano nunca más podré realizar abortos en mujeres con niños que presenten malformaciones". Samuel padecía la enfermedad de la espina bífida, es decir, su columna vertebral estaba deformada y una parte de la espina dorsal quedaba al descubierto. Sin embargo, todavía no se habían desarrollado serios daños cerebrales. Por eso, y dado que la espina bífida no se puede curar pero sí limitarse sus consecuencias, el equipo de la Universidad de Vanderbilt en Nashville decidió emplear la cirugía avanzada para cerrar la abertura y proteger la espina dorsal, al mismo tiempo que el eje de las comunicaciones de señales nerviosas al cerebro del feto. La intervención -para la que se tuvieron que diseñar instrumentos especiales debido al pequeño tamaño del paciente- era considerada de alto riesgo. Esto también despertó controversias, pues rompió el principio médico que afirma que el riesgo no debe ser superior a los beneficios. Sin embargo, la operación se realizó con éxito en el mes de agosto y se reintrodujo a Samuel en el útero materno para que continuase su desarrollo. El 2 de diciembre -con 36 semanas- nació pesando tres kilos y midiendo 52 centímetros. La nueva técnica reabrió un dilema para la sociedad que se resume en palabras del doctor: "Si un médico puede diagnosticar y tratar un feto, eso lo convierte en un paciente. Y si el feto es un paciente, entonces, es una persona... Y las personas tienen derechos y privilegios y un estatus legal".

Fotografía de Cristina Arias