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ANÁLISIS DE DEPORTES

Los ‘grandes’ no miman a los ‘jugones’

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes25-02-2007

El Real Madrid no es lo que era. De un tiempo a esta parte, se ha convertido poco menos que en una máquina para devaluar futbolistas. Si tipos como el zurdo Robson da Souza, Robinho, con toda su finura y sus virguerías técnicas, no consiguen despegar en un equipo cuya vocación se presume ofensiva… mal vamos. El Madrid se ha convertido en un circo donde no paran de llegar y salir jugadores, y desde las últimas elecciones, además, sin estabilidad y sin un criterio económico. Las interferencias de Ramón Calderón hacen que se estén marchando del club jugadores por debajo de su precio de mercado, que terminan –como en su día sucedió con jugones como Savio Bortolini– explotando en clubes con un entorno más tranquilo, propicio para la estabilidad, como sucede con el Zaragoza; clubes que además están sabiendo ojear el mercado y aprovechar ese tipo de chollos, pues los jugadores rebotados, por desgracia, son un caso cada vez más habitual. Cada vez entiendo menos a los futbolistas que llegan a un club grande sin darse cuenta de que forman parte de una escenificación. No es que estén destinados al fracaso, pero los tópicos –tan manidos– de que no se puede decir que no a un club como el Real Madrid… son cada vez más falsos, a tenor de cómo salen las cosas. Me gustaría ver a futbolistas que piensen de verdad en su proyección deportiva y que valoren el entorno, y que no se vean tan cegados por la oportunidad de engordar su cuenta corriente. Es complicado, pero ni mucho menos imposible. Los sitios para que un futbolista haga carrera y cumpla un contrato de larga duración, cada vez más, son los clubes modestos, pero bien organizados. Los éxitos de Osasuna y Getafe, por poner dos ejemplos, no son ninguna casualidad. P.S. Nuestro décimo aniversario tal vez tampoco sea casualidad. Hay mucha ilusión y mucho trabajo desinteresado por detrás de un proyecto que va encontrando, poco a poco, su lugar. Las noches en vela esperando a recibir noticias, o bloqueado a la espera del viento de inspiración para terminar un artículo, el vacío de escribir para miles de ojos desconocidos… todo queda más que compensado de sobra en momentos como éste. Y aunque LaSemana.es sea un lugar de paso –hasta el punto de que a veces no trate del todo bien a quienes se quieren quedar en él–, las vivencias compartidas y las discusiones animadas –tanto como los valores que están por detrás del propio periódico, al fin y a la postre– hacen que a pesar del tiempo y de algún desengaño, como a un viejo amigo que a veces nos decepcionó, aún lo miramos con aprecio y cercanía. Aunque haya miles de kilómetros de por medio.

Fotografía de Roberto J. Madrigal