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SIN CONCESIONES

Tabaco, alcohol y drogas

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión11-02-2007

¿Quién no ha fumado un porro alguna vez? He aquí la pregunta que todos hemos escuchado alguna vez y que emplean los amantes de ciertas drogas para justificar su ilegal afición. Las calles de muchas ciudades y pueblos suelen llenarse los fines de semana de jóvenes que, hierba en mano, fuman sustancias prohibidas y alucinójenas como evasión a sus supuestos problemas, pues nunca una generación de adolescentes vivió con tanto lujo, comodidad y bienestar como la presente. Sentados en el suelo, fuman en comuna como en una corrala de cerdos en la que el barro y la mugre ensucia a los cochinos. Incluso convocan toda una jornada de fumeteo bajo el nombre de San Canuto, como si fumar porros fues una actitud que conduce a la divinidad. La droga es una sustancia que provoca efectos secundarios al ser ingerida y que además genera adicción. El tabaco, el alcohol, el hachís y la cocaína son drogas con distintas consecuencias y diferentes aceptaciones sociales, pero también legales. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, ha combatido el consumo de tabaco con una ley tan positivamente restrictiva como incoherente. Ahora se propone hacer lo mismo con una controvertida ley antialcohol que amenaza el sector vinícola español. Más allá del exceso de la ministra, que Zapatero ha ordenado corregir, su Gobierno acierta plenamente al combatir el consumo excesivo de tabaco y alcohol entre jóvenes. Por el contrario, sorprende que desde un partido de izquierdas como ICV, socio preferente de Zapatero en el Congreso, se proponga una legalización total de las drogas con la excusa de acabar con el tráfico ilegal de estupefacientes. Es el mundo al revés. Legalizar las drogas para acabar con camellos es tanto como abrir las fronteras del país para poner fin a la llegada masiva de inmigrantes irregulares. Pero aún peor, es cerrar los ojos al problema de fondo: el vacío humano y la ausencia de valores del adicto. Detrás de cada consumidor de drogas siempre hay una carencia, bien sea afectiva, informativa... Quienes promueven la legalización de las drogas suelen ser relativistas de sus letales consecuencias e incluso coqueteadores de sus múltiples tentaciones. Son falsos progesistas que confunden el camino del progreso y falsos liberales que únicamente fomentan el libertinaje irresponsable. Creen que un porro o una raya de cocaína carece de peligro para la salud. En virtud de esa falacia no sólo proclaman que las drogas son inofensivas sino que generalizan su consumo hasta preguntarse quién no ha fumado un porro alguna vez. Pues yo. He aquí alguien que nunca ha probado las drogas y siempre se ha opuesto a ellas. Sin vergüenza ni complejo lo proclamo. Eso es lo que necesitan los jóvenes. No más connivencias, no más mensajes ambiguos. Hace falta una verdadera oposición desde las instituciones, la cultura y los medios de comunicación para que todos los adolescentes comprendan que ponerse de droga no pone nada.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito