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SIN ESPINAS

Un día para la Humanidad

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión24-12-2006

Todas esas cosas invisibles que sostienen nuestra vida se hicieron tangibles aquella noche del 24 de diciembre. Toda existencia humana anterior y posterior a aquel momento cobró sentido. Nuestro Dios, Padre y Creador, en su infinita misericordia, se hizo Enmanuel, que significa "Dios con nosotros". ¡No nos ha dejado solos! Sólo un Dios que es Amor podía hacerse un niño indefenso -abajarse hasta ese extremo- para acabar con todo el desamor que hay en la naturaleza y la vida del hombre. Con su alumbramiento nació la respuesta al misterio de nuestra vida. Con su Vida nos mostró el Camino y con su Muerte y Resurrección, la Verdad se hizo patente y el Bien venció al mal. Porque la grandeza y la alegría de haber sido creados sólo pueden existir si es posible una vida eterna plena de amor. Él vino a dar testimonio de todo ello. Por eso, el sufrimiento, la miseria, nuestra debilidad, cualquier otra clase de mal y la muerte tienen su límite en la bondad de Dios. Ese infinito Amor queda patente en el pesebre de Belén -que significa la casa del pan-. En la casa del pan nació Dios hecho un pedazo de paz; y tras una vida de bondad, ese pedazo de pan que fue Jesús se quedó con nosotros en la eucaristía hecho un pedazo de pan. El Amor es el verdadero alimento de nuestras vidas, como el pan de cada día. El Amor alimenta nuestra Fe porque hace crecer nuestra Esperanza en que el Amor que experimentamos nunca tendrá fin. La Fe alimenta nuestra Esperanza porque nos permite confiar en que el mal si lo tendrá. Y la Esperanza alimenta nuestro Amor porque esa expectativa de futuro nos permite darle gracias a Dios por habernos creado. Por eso, estas cosas invisibles que sostienen toda nuestra vida se hicieron de carne y hueso este domingo hace algo más de dos mil años. Feliz Navidad.

Fotografía de Javier de la Rosa