SIN CONCESIONES
Los héroes lo son en silencio
Por Pablo A. Iglesias
2 min
Opinión11-11-2001
Todo el mundo le ha llamado el héroe anónimo porque nadie sabe quién es. Sólo su familia y los más allegados conocen la verdadera historia del hombre que persiguió y facilitó la semana pasada la captura del comando Madrid de ETA. Es un ejemplo de valor y ciudadanía. Simplemente hizo lo que tenía que hacer. Su nombre es una incógnita pero bien podría ser "el de cualquiera de vosotros que lea estas líneas y comprenda que el fin del terrorismo empieza en cada uno de nosotros, actuando sin miedo y permaneciendo alerta para la defensa de nuestro Estado de Derecho". Así lo ha explicado en una carta sin remite que esboza una por una las razones que a él y a cualquier otro ciudadano del mundo podría llevarle a poner en peligro su propia vida para evitar que otros muchos sean en un futuro víctimas del terrorismo. "No soy ningún héroe", insiste. Pero se ha ganado este apodo con una reacción digna de aquellas personas que anteponen el bien común y la vida ajena a la suya propia. Nada se sabe de él ni nada debe saberse. Lo de menos es quién es, dónde vive y cómo se llama. Lo importante es que cumplió con su deber de ciudadano y denunció a los terroristas. En ningún momento pensó en capturarlos. Hacerlo hubiera significado traspasar el límite de la heroicidad para desembocar en el terreno de la imprudencia. Esa es la razón de que sea un héroe y de que, como tal, prefiera permanecer en el anonimato. Así han sido y son siempre los verdaderos héroes. Tampoco ha caído en la misma torpeza ética y mental de quienes, como el diario El Mundo, han tratado de entrevistarlo y ponerle cara. Gracias a Dios, no lo han conseguido. El héroe anónimo sigue siéndolo en silencio.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito