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IRAQ

Bush y Blair buscan “un nuevo enfoque” para Iraq

Fotografía Un soldado estadounidense patrulla por Iraq

Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional08-12-2006

A la luz del Informe Baker/Hamilton, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, se reunieron la semana pasada para buscar “un nuevo enfoque” para la debacle que vive Iraq. Aunque no entraron en detalles sobre su cambio de estrategia, ambos mandatarios coincidieron en demandar mayor “responsabilidad” a los países de la región, especialmente a Siria e Irán, para conseguir un Iraq libre de violencia.

Dialogar con Siria o Irán, una opción que Blair ya ha puesto sobre la mesa en otras ocasiones, no acaba de convencer a Bush, que se muestra reacio a cualquier conversación con estos dos países hasta que “no tomen decisiones contundentes hacia la paz”. Esto es, mientras Siria no deje de desestabilizar el Gobierno de Fuad Siniora en Líbano y mientras Irán desista de su “terquedad de querer tener un arma nuclear”. Por su parte, el premier británico dejó claro que una mayor implicación de EE.UU. y Reino Unido con el Gobierno de Nuri al Maliki es imprescindible, pero también apuntó: “Los países de la región deben asumir su responsabilidad para asegurarnos de que Iraq puede seguir adelante sin una división sectaria”. “La situación es difícil de enfrentar, los extremistas externos se han aliado con los internos”, afirmó Blair, que añadió que “no es cuestión de sentarse a discutir sobre nada” con Irán y Siria sino ponerse de acuerdo en una base: “Que todos apoyemos los principios de la ONU, apoyemos al Gobierno de Al Maliki y no apoyemos a sectarios o terroristas”. “La gente de la región debe aceptar sus responsabilidades”, reiteró el primer ministro, dejando muy claro que “Irán ha estado armando y financiando a los terroristas en Iraq”. Sin embargo, lo más novedoso de la rueda de prensa conjunta de Blair y Bush no fueron sus llamadas a Irán y Siria y demás países de la región mesopotámica sino que se pudo oír al presidente de EE.UU. reconocer, por primera vez, que la situación en Iraq es “mala”. Bush sigue convencido de que EE.UU. va a prevalecer porque “no tendría tropas allí si no estuviera convencido” y, por ello, además del Informe Baker/Hamilton esperará la “nueva forma de proceder” que le indicará el Pentágono en los próximos días. “Queremos que nuestras tropas regresen cuanto antes, pero hay que ser flexibles y realistas, eso dependerá de las condiciones sobre el terreno”, remarcó Bush sobre una eventual retirada de Iraq. “Con chiíes y suníes intentado derrocar un gobierno moderado en Iraq; y un país con un arma nuclear para usar contra Occidente, en el futuro se preguntarán porque Bush y Blair no hicieron nada”, sentenció Bush. Una guerra civil en Iraq Apenas unos días antes del encuentro entre Bush y Blair, la BBC hizo pública una entrevista en la que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificaba la situación en Iraq de “guerra civil”. Un término que la Casa Blanca se niega a utilizar, pese al goteo constante de muertos en el país mesopotámico y la espiral de violencia entre suníes y chiíes. “Cuando enfrentamos el conflicto en Líbano y otros lugares, llamamos a eso una guerra civil, esto es mucho peor”, sentenció Annan, que dejará su cargo el 31 de diciembre. Y no sólo se quedó ahí, el máximo responsable de Naciones Unidas llegó a afirmar que “la vida es peor ahora de lo que era” bajo el régimen de Sadam Husein. “Si yo fuera un iraquí medio, obviamente haría la misma comparación. Ellos tenían un dictador que era brutal pero tenían sus calles, podían salir, sus hijos podían ir a la escuela y regresar a casa sin una madre o un padre preocupándose por si verán a su hijo nuevamente, explicó Annan, que lamentó que “el Gobierno iraquí no ha sido capaz de poner la violencia bajo control”. Para Annan, la unidad de los iraquíes es esencial para la resolución de la situación actual y también “la ayuda de la Comunidad Internacional y de sus vecinos”. Sin embargo, “la clave” es, para el secretario general de la ONU, “revisar la Constitución, mirando con detenimiento asuntos sobre cómo compartir los ingresos del petróleo y los ingresos tributarios y cómo los pueden distribuir de una manera justa”.

Fotografía de Miguel Martorell