Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE DEPORTES

Puskas: gloria del pasado, memoria del presente y olvido del futuro

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes19-11-2006

Aunque sea empezar con una perogrullada y una cierta falta de sensibilidad, la muerte de Ferenc Puskas se veía venir y es tan sólo una evidencia, como no puede ser de otro modo, de que el paso del tiempo es implacable. Aunque el recuerdo que nos queda ya es bastante borroso, recuperar las crónicas de hace medio siglo, la épica, todavía desata la imaginación de aquellos resúmenes que vemos en blanco y negro, con aquellos futbolistas corajudos que eran poco menos que héroes. Nada que ver, ni de lejos, con la profesionalización y los análisis que imperan en estos tiempos. Porque lo que logró Puskas no sólo fue liderar el mejor equipo de todos los tiempos de un país, Hungría, que atesora una tradición tan vasta como desconocida, y que todavía arrastra la pesada carga de la herencia soviética. El fútbol magiar vive de algunos clubes dominantes, como el Ferencvaros, que son una sombra del equipo que aglutinó el Ejército Rojo, el Honved. Lo más sonado de los últimos años ha sido apenas el paso, fracasado, del ex futbolista alemán Lotthar Matthäus por el banquillo de la selección, y en cuanto a los futbolistas húngaros, la muerte súbita de Miklos Feher en un partido que disputaba con el Benfica. Más tristeza. Puskas tampoco fue, aunque se convirtiera en un icono, un líder del movimiento anticomunista: fue apenas un hombre de su tiempo que huyó de un país abocado a la represión. Puskas tampoco fue un adelantado a su época, a esos cañoneros que han acabado intentando reventar la pelota en cada lanzamiento de falta. La magia de su historia es que logró prolongar, cuando ya estaba de vuelta del fútbol, una carrera impresionante. Aunque le ayudó mucho la estructura del Real Madrid de finales de los años cincuenta, pocos consiguen lo que Puskas logró. Eran, ni más ni menos, otras circunstancias -unas circunstancias extraordinarias- y otro estilo de vida que, tal vez se podría decir que por desgracia, no volverán. Qué curioso, por cierto, que lo de Puskas haya coincidido con el viaje a ninguna parte de la selección española. Luis Aragonés está empezando a hacer experimentos sin mucho sentido, y por lo que parece, la sensación es que la renovación que pretende el ya no tan sabio de Hortaleza no debería haber empezado por descabezar a los teóricos líderes del equipo nacional. La penitencia –esto es, no disputar la Eurocopa de 2008– está al caer.

Fotografía de Roberto J. Madrigal