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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Zapatero, como Macbeth

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España12-11-2006

Nada más ganar su batalla contra Noruega, tres brujas se le aparecieron a Macbeth para anunciarle que él sería el próximo rey de Escocia. “Salud Macbeth, tu serás rey“. Pero no estaba sólo, el victorioso guerrero contaba con la compañía de Banquo, un sabio señor escocés que tras haber presenciado la profecía de las brujas, recomendó prudencia a su compañero. “Esa promesa quizá te haga ambicionar el solio. Pero mira que a veces el demonio nos engaña con la verdad y nos trae la perdición envuelta en dones que parecen inocentes“. Pero Macbeth no hizo caso. Se fió por completo. Otorgó toda la credibilidad a lo que le habían anunciado las brujas y a partir de ahí, ambicionó el poder que le habían prometido. Al igual que el personaje de Shakespeare, Zapatero, poco después de vencer su batalla del 14-M, -quien sabe si antes- también fue obsequiado con una profecía. Una promesa que, como a Macbeth, le aseguraba la permanencia en el poder. No le dieron más garantía que su palabra, pero a Zapatero le bastó con eso. El presidente del Gobierno tampoco estaba sólo. No fueron pocas las voces que le recomendaron prudencia. Voces con más experiencia y acostumbradas a dejarse llevar por tan misteriosos interlocutores. Consejos por parte de los que en su día también fueron engañados por los cantos de sirena que se envuelven en esos dones para maquillar la perdición. Pero Zapatero sólo pensó en su profecía y no escuchó. Prefirió seguir adelante justificando los medios por el fin que ansiaba. Eso sí, el camino fue largo, duro y difícil. Seguramente, no fue hasta que se percató del alto precio que tendría que pagar, cuando al presidente, igual que a Macbeth, le asaltaron la dudas. “Me otorgaron un corona estéril, un cetro irrisorio, que no pasará a mis hijos sino a los de un extraño“. Una incertidumbre, por qué no, revestida de cierto arrepentimiento.”¿Pero como hacer callar la razón que incesantemente nos recuerda sus máximas que en la infancia aprendió y que luego son tortura del maestro?”. También el entorno del dirigente socialista a buen seguro que se replanteó la situación del mismo modo que Lady Macbeth consideraba “preferible la paz de nuestras víctimas, al falso goce que procede del crimen“. No obstante ya era demasiado tarde para echarse atrás. Finalmente la esperanza y el optimismo eclipsaron las dudas así como cualquier atisbo de arrepentimiento.Sabemos como acabó Macbeth. Las brujas desparecieron. “Se han disuelto en el aire como se pierde el aire en la respiración ¡Ojala se hubieran quedado!”. Pero no lo hicieron. Mientras el llamado a rey de Escocia sucumbió obsesionado con el poder, incapaz de darse cuenta de los errores y las injusticias. Por su puesto, el trono le duró poco, hasta que fue decapitado por su adversario. Desgraciadamente, Shakespeare no escribió nada sobre Zapatero aunque mucho sobre las consecuencias el mal que engendra el engaño, la soberbia, la avaricia. Realidades que se repiten una y otra vez independientemente del paso de los siglos, tal y como advirtió el maestro ingles en su obra a través de las aquellas tres brujas. “¿Cuando volveremos a juntarnos, cuando relampaguee, cuando truene o cuando llueva?, Cuando acabe el estruendo de la batalla y unos la pierdan y otros la ganen… El mal es el bien y el bien es el mal”.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio