Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE DEPORTES

El hombre, la máquina... y el azar

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes29-10-2006

En pocas temporadas como en ésta, los golpes de fortuna han tenido tanta relevancia para decidir a los campeones del mundo. No sólo por cuestiones meramente técnicas, como los golpes de efecto de las averias que sufrieron los Ferrari en las últimas carreras del Mundial de Fórmula 1, porque quizá ésta sea, de todas, la disciplina en que menos influye el factor suerte. Porque tener el Mundial a favor para remontar, con un rival lesionado -tras romperse Sébastien Loëb un brazo mientras practicaba ciclismo-, y perderlo por un accidente, como le ha pasado al finlandés Marcus Grönholm, es casi tan cruel como la avería que frustró el tercer título de Carlos Sainz en 1998. La diferencia, sin embargo, es que mientras al español le persiguió casi siempre la fama de pupas, el finlandés -también bicampeón- ha visto cómo los errores, casi siempre por asumir demasiados riesgos, lo han convertido en un piloto habilidoso, pero muy irregular, por lo que en las últimas temporadas se ha ido conformando apenas con ganar alguna carrera. Sólo esos resultados y la escasa oposición que últimamente tiene Loëb le ha ayudado a mantener un estatus de piloto estrella. Al igual que Petter Solberg: desde su título, en 2003, el noruego y Subaru han perdido la chispa. Lo de Valentino Rossi, en cambio, parecía más bien una conjunción astral. Sin embargo, lo acontecido entre el Doctor y Nicky Hayden revela que la conjunción entre el piloto y su máquina es vital, aparte las circunstancias. Lo cierto es que la venganza de Honda fue gris, como el triunfo de Hayden, que no arriesgó para ganar y celebrar un título con una victoria. Porque la caída de Portugal, por desgraciada que fuese -y dolorosa porque la provocó Daniel Pedrosa, su propio compañero-, fue sólo la puntilla de una serie de carreras en que el estadounidense no estuvo a la altura de su rival en la pugna por el título. Y demasiada suerte tuvo en Valencia con la caída del heptacampeón. A Hayden, aun a pesar de las probaturas que ha tenido que hacer -a su pesar- para Honda, le ha faltado tal vez demostrar más agresividad en la pista -con poles position, más podios y más triunfos- que se merecía los galones de primer piloto. Así pues, tanto Loëb como Rossi serían los merecedores de los títulos en virtud de que continúan siendo quienes más capacidad demuestran para dominar sus respectivas disciplinas. Pero un tropiezo, después de tres y seis años seguidos ganando, hubiera servido para dotar de mayor interés a las siguientes temporadas. Por desgracia, no se puede tener todo. Aun así, la temporada ha dado para disfrutar del potencial de pilotos como el propio Pedrosa y su tocayo Daniel Sordo, ambos talentosos, pero ambos todavía un poco verdes y faltos de mayor continuidad en los resultados. Para los dos, la temporada que viene supone la reválida. También necesitarán, por tanto, de una ración de fortuna.

Fotografía de Roberto J. Madrigal