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SIN CONCESIONES

Ridículo tras ridículo

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión14-10-2006

El último alcalde socialista que tuvo la ciudad de Madrid fue Juan Barranco. Su mandato duró poco, apenas tres años. En ese tiempo recogió el testigo del maestro Enrique Tierno Galván, ganó al año siguiente las elecciones municipales y perdió el poder en una moción de censura. Desde Barranco, el PSOE no ha tenido oportunidad de gobernar el Ayuntamiento de la capital de España. Y parece que así seguirá siendo. Las escasas opciones que tenía hasta ahora se han visto dilapidadas con el bochornoso espectáculo que está ofreciendo Zapatero. La búsqueda del candidato socialista para los comicios de 2007 resulta propia de un "vodevil", como han dicho desde el PP, o de un "circo", como han admitido dirigentes del PSOE. Tal es la vergüenza propia y ajena que las críticas internas han salido a la luz. "Estamos rayando la falta de respeto a los madrileños y la humillación a los militantes de Madrid", ha sentenciado Barranco. Cuando un ex alcalde hace este diagnóstico de su propio partido es porque las cosas se están haciendo rematadamente mal. Lo de menos es que Javier Solana y José Bono hayan rechazado el ofrecimiento. Lo peor de todo este asunto es la carencia de una alternativa socialista en Madrid, la ofensa a los ciudadanos, la ausencia de ideas y la improvisación constante de Zapatero. Fue él quien decidió relevar a Trinidad Jiménez. Fue él quien le buscó un acomodo en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Fue él quien lo anunció sin tener resuelto el candidato. Es él quien debe decidir ahora. Por eso, es él y sólo él quien está metiendo la pata. Bono es el ejemplo más reciente. Bastaron dos palabras ambiguas del ex ministro de Defensa para que el PSOE creyese que ya había aceptado y anunciara públicamente que iba a ofrecerle el puesto. Zapatero y Blanco cayeron en la trampa como principiantes. Bono colocó la zanahoria y los otros picaron como asnos. Quedaba demostrado que el PSOE ni tiene ni encuentra candidato. Pero la venganza de Bono ahondaría todavía más cuando al día siguiente telefoneó a su amigo Manuel Chaves para declinar definitivamente la oferta. No llamó a Blanco ni tampoco a Zapatero, pese a que es él y sólo él quien decide los candidatos. Bono no quiso saber nada de ellos y les dio la espalda como a figuras insignificantes. Ahora todos los ojos miran a María Teresa Fernández de la Vega como candidata. La vicepresidenta ha tenido que pedir disculpas por la "confusión" que está generando la búsqueda del candidato. Lo hizo ella, que no ocupa puesto alguno en la dirección del PSOE, y lo hizo en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, pese a que la responsabilidad es del Partido Socialista y no del Gobierno. Otro error más, otra improvisación más y otra prueba de sinsentido político. Estas cosas pasan cuando no hay ideas, cuando los discursos sólo tienen bellas palabras, cuando las prioridades no están claras, cuando se improvisa, cuando no hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, cuando se mezclan los intereses gubernamentales con los partidistas, cuando no hay un proyecto de futuro y cuando se actúa en el corto plazo. El desfile de las Fuerzas Armadas es otro ejemplo de los vaivenes políticos de Zapatero. Hace tres años, cuando era el líder de la oposición, permaneció sentado al paso de la bandera de EEUU en protesta a la guerra de Iraq. Ahora que es presidente del Gobierno le rinde tributo de pie pese a estar en contra de la presencia de tropas estadounidenses en aquel país. Si no ha cambiado de opinión sobre la intervención en Iraq, tampoco debería tener motivos para variar su comportamiento. Pero Zapatero juega a los equilibrios tanto en la política exterior como interior. En la negociación con ETA, en concreto, camina sobre la cuerda floja. Su última osadía ha consistido en dar a Batasuna la clave para su legalización durante la recepción que ofrece el Rey cada 12 de octubre en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional. El bochorno de Bono queda en nada cuando un presidente del Gobierno da ideas a una organización terrorista de cómo legalizarse. El caos de este Gobierno sería digno de extrema preocupación si no fuera porque el maestro Tierno Galván encontraba positivo el caos "porque es síntoma de libertad". Mucho podría aprender Zapatero del mejor alcalde que ha tenido Madrid en la democracia. El líder del PSOE y presidente del Gobierno podría aplicarse otras dos citas de Tierno Galván. Debería dejar de presumir que es rojo porque "la política ha dejado de ser una política de ideales para convertirse en una política de programas". También tendría que gobernar con mayor cautela porque "el poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla". Vista la advertencia de Tierno Galván y el diagnóstico de otro socialista como Juan Barranco, el polvorín en que se ha convertido el Gobierno va camino de explotarle a Zapatero en las manos.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito