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SIN ESPINAS

Una boda de altura

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión08-10-2006

El compromiso y la entrega por alguien es el motor más fuerte de nuestra existencia. Si logramos, además, anclar ese compromiso en quien puede darle su verdadero sentido, entonces habremos logrado encaminar nuestra vida correctamente. En los tiempos que corren hacer estas llamadas a los valores fundamentales que nos conforman no es un lujo ni una obviedad sino una necesidad apremiante. Este domingo leía que una pareja había decidido casarse en una montaña rusa del Parque Warner, una atracción de esas en las que uno va suspendido en el aire y que recorre siete loopings a más de 100 kilómetros/hora. Los novios consiguieron trivializar un acto tan extraordinario utilizando como testigos a Bugs Bunny y el Pato Lucas, y haciéndoselas pasar canutas a muchos de los testigos. Pero eso sí, consiguieron salir en el periódico y podrán decirle a sus hijos que ellos fueron de esas cientos de parejas que se rebelaron contra los convencionalismos. Sin embargo, la realidad es que si quieren ir contracorriente y rebelarse contra lo que hoy se estila, tendrán que saber que la aventura que comienzan juntos tendrá velocidades de vértigo y mucho más que siete loopings. Como el que debe sentir un padre cuando coge en brazos por primera vez a su hijo. En esta montaña rusa del matrimonio también habrá altos y bajos, risas y tensiones, cosquilleos en el estómago, lágrimas de miedo y de emoción y ocasiones en las que uno se siente como suspendido en el aire sin nada a lo que agarrarse. En esos momentos, sólo el juramento de Amor, el compromiso y la entrega verdadera que se materializa en el sí diario podrá sostener esa unión que los convierte a los dos en una sola carne. Eso sí que hará que el enlace de estos novios sea una boda de altura y no el hecho de acongojar al personal invitado para salir en los medios.

Fotografía de Javier de la Rosa