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ANÁLISIS DE DEPORTES

Problemas sin solución a la vista

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes08-10-2006

Una columna como ésta parece hablar por hablar. Los síntomas de ese enfermo en que se había convertido la selección española parecían claros, pero los doctores siguen sin dar con la solución. La derrota contra Suecia no sólo ha dejado la clasificación para la Eurocopa de 2008 casi imposible, sino que sobre todo, ha terminado por demostrar las carencias del combinado que dirige Luis Aragonés. Pero no es una cuestión de los jugadores: los convocados deben estar preparados, más allá de que en el fútbol se tomen decisiones pocas veces acertadas, como llevar a un jugador por jugar algunos buenos partidos en lugar de pensar en las convocatorias como un proyecto a medio plazo, aprovechando la proyección del futbolista y lo que pueda aportar en cada momento al equipo. España se venía mereciendo una cura de humildad, después de todo, pero el batacazo aún puede ser peor que un simple correctivo: era necesario quedarse fuera de un gran torneo para valorar el esfuerzo que supone clasificarse, pero el ridículo de la fase de clasificación, y eso que sólo ha empezado, corre el riesgo de asignar a España, definitivamente, la etiqueta de equipo perdedor. Y buena parte del mérito es del seleccionador, cuya situación es insostenible. El respeto que se merecía Luis Aragonés por su larga carrera -que no especialmente exitosa- se fue al traste cuando, tras el Mundial de Alemania, se retractó de la promesa de renunciar al cargo si no llegaba a semifinales. Ahora, la decisión de jubilar a Raúl, populista, se le ha vuelto en contra a un Sabio de Hortaleza no tan sabio, que se ha metido en un callejón sin salida. Desde el Mundial, cualquier entrenador ha sido capaz de leer y romper el esquema táctico español. Sin embargo, el seleccionador continúa empeñado en jugar de la misma manera, a pesar de traer a nuevos jugadores. Eso no es una renovación, y al contrario, evidencia una creatividad escasa, pues Aragonés quiere a toda costa jugar con un dibujo y ha perdido la ocasión de entrenar más y tener recursos para sacar mayor provecho de los jugadores a los que convoca. La práctica ha dejado en evidencia que el seleccionador no ha sabido concretar las ideas que expuso cuando llegó al cargo: la selección no engancha y no se gana el respeto y la atención frente a las competiciones de clubes. Sin embargo, ¿qué adelantaría la marcha de Luis Aragonés si no cambian las cosas? Es necesario un sustituto válido de verdad. La Federación Española debería estar preocupada de organizar un equipo con ayudantes preparados y un plan de trabajo perfectamente coordinado, pero no lo está. Todos los entrenadores, y hay unos cuantos que atesoran preparación y no trabajan, dicen que les gustaría ser seleccionadores. Pero sin un coordinador técnico, nadie hace una propuesta -y lo más grave, no se sabe si alguien aceptaría-; al fin y al cabo, la RFEF opta por la estrategia del avestruz y es incapaz de orientar los debates hacia las cuestiones de fondo. Qué mala está siendo, en este caso, la gestión de Ángel María Villar. ¿Nadie va a solicitar, ni siquiera exigir, que dimita? ¿A qué más hay que esperar para evitar el declive, cuyo final no se barrunta, en que anda sumida España?

Fotografía de Roberto J. Madrigal