ANÁLISIS DE LA SEMANA
Tertulianos de ¬todo a 100¬
Por Amalia Casado2 min
España04-11-2001
El mismo tertuliano que exigía garantías del Estado de derecho para los supuestos colaboradores de ETA finalizaba su intervención acusando a Garzón de cumplir órdenes directas del presidente del Gobierno, José María Aznar. “Por muy convencidos que estemos” de que Gestoras colabora con ETA de alguna manera, decía, tienen derecho a la presunción de inocencia. Y es cierto. El Estado de derecho así lo garantiza. Pero está claro que cuando lo evidente no se puede probar, algo falla en la legislación, en primer lugar. Y si se exige el cumplimiento de las garantías del Estado de derecho para los supuestos colaboradores de la banda, se debería exigir presunción de profesionalidad –presunción de inocencia- al juez que lleva el caso, en este caso, Baltasar Garzón. Negarle a Baltasar Garzón la presunción de inocencia es una acusación sólo comprensible bajo el influjo de la droga ideológica más irreflexiva. Valorar en mayor o menor medida su cruzada contra el entorno civil de ETA es cuestión de preferencias. Y negar que este juez ha sacado de las cloacas de lo indecible y de lo políticamente incorrecto la posibilidad siempre cuchicheada de que Gestoras pro Amnistía, Ekin, Haika y otros sean tentáculos de la banda es estar ciego. Faltan en este país buenos conocimientos de historia. Son 25 –casi 26- los años de periplo en democracia y si se conociera más a fondo ésta los ciudadanos serían menos vulnerables a las tertulianos sin rigor. Conocer lo que une, lo común, lo que convierte a todos en ciudadanos iguales ante la ley e iguales en dignidad es uno de los significados contenidos en el concepto “patriotismo constitucional” que quiere promover el Partido Popular en su próximo Congreso Nacional. La pasada semana se centraba este análisis y parte de la información de la sección en la idea lanzada por el Rey en Utrecht: el “nuevo patriotismo”. “Patria” es un concepto que alude a vínculos, a lo que une frente a lo que diferencia. Jordi Pujol lo sabe bien, y la operación de federación entre Convergencia y Unió con que culminará su carrera política es consecuencia de su visión de futuro. Pero la opinión pública asistirá, seguro, a nuevos comentarios de tertulianos que intenten desmoronar cualquier pretensión de reconstruir otra idea bonita... porque se le ha reocurrido a Aznar. Quizás cuando los políticos españoles tengan el “nosotros” más claro, la relación con “el otro” –Marruecos, por ejemplo- sea cuna de mejores noticias que el nuevo aplazamiento de la cumbre pendiente entre ambos países.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo