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SIN CONCESIONES

Incongruencias al descubierto

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión10-09-2006

Trinidad Jiménez abandona el Ayuntamiento de Madrid, Montilla cesa como ministro, Joan Clos toma el mando de Industria, los soldados españoles van camino de Líbano, Rubalcaba unifica el mando de la Guardia Civil y la Policia, la ministra Salgado opta a presidir la OMS y Zapatero anuncia una reunión con los terroristas de ETA. Hay que ver la cantidad de noticias que es capaz de generar un Gobierno cuando trabaja... o cuando le interesa. Si el mes de agosto estuvo caracterizado por la inoperancia y el silencio gubernamental, el Ejecutivo ha tomado la iniciativa y monopolizado la atención mediática (o agenda setting) en los primeros días de septiembre con una avalancha de sorpresas y rumores. Como consecuencia, nadie ha vuelto a hablar de lo que hasta entonces debió ser noticia y apenas lo fue. Los incendios de Galicia, los inmigrantes de Canarias y las actividades terroristas de ETA han caído en el olvido. El Gobierno es una fábrica de anuncios y globos sonda que siempre tapa sus propias incongruencias con otra todavía mayor. Nada más llegar al poder retiró las tropas de Iraq. La guerra ya había terminado y los militares españoles ejercían un papel fundamental para recuperar la paz. A Zapatero no le importó y ordenó volver a casa pese a que la misión contaba entonces con el visto bueno de Naciones Unidas. El caso de Iraq es calcado al de Afganistán, donde también intervino Estados Unidos tras los atentados del 11-S. En cambio, Zapatero no sólo mantuvo allí las tropas sino que ha ampliado el contingente español. Toda una incoherencia. Por cierto, en Afganistán ya han muerto más militares de los que fallecieron en Iraq. El caso de Líbano resulta igual de preocupante. El Gobierno manda a los soldados a una "misión de paz" que tiene mucho de parecido con las de Iraq y Afganistán. De hecho, el buque que Zapatero manda a Oriente Próximo es el mismo que viajó al Golfo Pérsico por orden de Aznar. La única diferencia es que el PP lo llamó "misión humanitaria" y el PSOE lo disfraza ahora de "misión de paz". Es la misma mentira con distintas palabras. La otra gran incongruencia de Zapatero nada más volver de vacaciones fue afirmar que los inmigrantes irregulares serán expulsados de España. Aunque parezca razonable, lo cierto es que el presidente había sostenido lo contrario apenas 48 horas antes. Sí, sí, fue en Rodiezmo. Los periodistas que asistimos a la tradicional fiesta minera quedamos ojipláticos cuando sin complejos prometió dar "derechos" a los inmigrantes irregulares porque "antes que inmigrantes son seres humanos". Semejante irresponsabilidad en un jefe del Gobierno fue desmentida en pocas horas por la vicepresidenta. La metedura de Zapatero no quedó ahí porque él mismo se contradijo al día siguiente al anunciar una batalla contra la inmigración irregular porque es "un fraude a las reglas de convivencia". El problema de Zapatero es que siempre quiere quedar bien con todos y eso es imposible. Gobierna en Cataluña con ERC pero pacta el estatuto con CiU, retira las tropas de Iraq para amistarse con los países musulmanes pero las manda a Afganistán para contentar a George W. Bush, defiende a los inmigrantes delante de los sindicatos pero los persigue ante los embajadores... Zapatero es un maestro del regate en corto y el sprint político. Puede tapar incomodidades durante unos días y disfrazar de pacifismo una operación militar. Pero olvida que el tiempo es el juez inexorable que siempre coloca a cada cual donde merece. Por ahora, es el propio Zapatero quien se deja en evidencia con sus contradicciones e incongruencias.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito