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ETA

El Gobierno no informará sobre los contactos con ETA hasta dentro de un año

Fotografía

Por Antonio PérezTiempo de lectura4 min
España27-07-2006

“No news, good news”. Esa fue la frase que el presidente del Gobierno le respondió a los periodistas que le preguntaron sobre la marcha del proceso de paz. El Ejecutivo ha decidido no dar cuentas públicas de las negociaciones hasta, al menos, dentro de un año.

El Gobierno no filtrará datos sobre el proceso de paz hasta que tengan lugar acontecimientos relevantes, que previsiblemente no llegarán hasta después de las elecciones municipales del próximo año y antes de las generales. De esta manera, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pretende evitar los errores que, a su juicio, se cometieron en la anterior tregua de ETA, en la que las filtraciones y la presión de la Opinión Pública pudo influir en el desenlace final y la ruptura de la tregua. Por todo ello, Zapatero ha afirmado que “el silencio es la mejor plataforma para el diálogo”, por lo que tampoco se informará de los posibles contactos entre miembros de la banda y representantes del Gobierno. De esta manera, el Ejecutivo aboga por la discreción para favorecer el proceso. Mientras tanto, se mantiene el compromiso de informar en el próximo mes de septiembre a los grupos parlamentarios sobre el desarrollo del proceso de paz, pero evitando hacer referencias concretas a cuestiones concretas sobre el diálogo de la banda. Así, el Gobierno espera hacer público la situación cuando se alcancen “momentos trascendentes”. En esa fase, Zapatero espera contar ya con el apoyo del Partido Popular para que, en la recta final, todas las fuerzas democráticas caminen conjuntamente hacia el final del terrorismo. A esta conclusión se llega después de varias semanas en las que se ha alcanzado un cierto silencio sobre los contactos entre el Ejecutivo y la banda terrorista, mientras que se hacen públicas las reuniones entre los distintos partidos políticos en el País Vasco, que esperan ya el inicio de una mesa común para el próximo otoño. El alto el fuego permanente que ETA decretó el pasado mes de marzo y que ha supuesto el inicio de las conversaciones vino precedido de una resolución en el Congreso de los Diputados, en mayo del año pasado, en la que se permitía al Gobierno iniciar contactos con la banda en ausencia de violencia. Después de varios meses que fueron sumándose a la ausencia de víctimas mortales y a una menor actividad de los terroristas, el jefe del Ejecutivo anunció que nos encontrábamos ante “el principio del fin” de la violencia, algo que se materializó en el alto el fuego permanente. En todo el proceso ha tenido un papel destacado Batasuna, la formación ilegalizada que lidera Arnaldo Otegi. Ya en un mitin en el velódromo de Anoeta defendieron las vías democráticas para conseguir sus objetivos y han seguido siendo portavoces de la izquierda abertzale. Precisamente entre sus objetivos estaba la creación de una mesa de partidos paralela a las negociaciones entre el Ejecutivo y ETA para llegar a una solución consensuada. Las dificultades de Batasuna para realizar declaraciones públicas y participar en eventos debido a la Ley de Partidos, así como las cuentas pendientes de algunos de sus dirigentes con la Justicia –especialmente de la mano del juez Grande-Marlaska, que recogió el testigo de Baltasar Garzón durante los últimos meses- provocaron algunos desencuentros públicos que hicieron peligrar el proceso de paz. Sin lugar para la improvisación En la “hoja de ruta” del Ejecutivo, sin embargo, no había lugar para la improvisación. La búsqueda de soluciones pasó incluso por una crisis de Gobierno, en la que se aprovechó la marcha de José Bono para cambiar al entonces ministro de Interior, José Antonio Alonso, por Alfredo Pérez Rubalcaba, con el objetivo de que pilotara un proceso que el propio Zapatero anunció como “largo y difícil”. Además de los cambios en el Gobierno, también ha habido un cambio de rumbo en la actitud de los socialistas vascos, que anunciaron su intención de reunirse con Batasuna y acordaron un encuentro con la formación ilegalizada. Durante todo el año, tanto el PSOE como el equipo de Zapatero han sido acusados, especialmente desde las filas de la oposición, de mantener reuniones secretas con miembros de Batasuna e, incluso, con integrantes de ETA antes de la declaración oficial en la que el presidente anunció el inicio de esos encuentros. Después del verano, se espera que precisamente uno de los siguientes pasos sea la legalización de Batasuna para que pueda concurrir a las elecciones municipales. Para que sea efectiva, la formación deberá inscribirse como un nuevo partido, aceptar las reglas del juego democrático y rechazar explícitamente la violencia, ya que el Gobierno ha asegurado que no modificará la Ley de Partidos, que fue creada precisamente con el objetivo de lograr la ilegalización de esta formación.

Fotografía de Antonio Pérez