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ANÁLISIS DE DEPORTES

El penúltimo golpe de un ¬viejo rockero¬

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes02-07-2006

Después de ser testigo privilegiado del último gran momento de Sampras, el momento ideal para el epílogo de Agassi hubiese sido la final del US Open de 2005. Sin embargo, Roger Federer le negó la posibilidad de despedirse con un último gran triunfo. En Wimbledon –aunque ya había anunciado su retirada–, la derrota contra Rafael Nadal evidenció el epílogo definitivo de su larga trayectoria. Una carrera única, porque el tenista de Las Vegas ha vivido una época irrepetible: convivió en sus comienzos con leyendas como Stefan Edberg, Ivan Lendl y Jimmy Connors, antes de verse a la sombra de Pete Sampras y sus 14 títulos en los torneos de Grand Slam. Aun así, consiguió un hito que no pudo lograr su archirrival, alzar el título en los cuatro grandes: también en Roland Garros, la gran asignatura pendiente para Sampras, y donde tampoco Federer ha conseguido aún consagrarse. Lejos ya de la etiqueta de jugador rebelde y excéntrico que se ganó en su juventud, los problemas de espalda –un pinzamiento entre la espalda y el nervio ciático, ya recurrente, que pese a los tratamientos sólo le permite estar bien un par de días, pero mal los tres siguientes– han obligado a que Agassi seleccione al máximo sus comparecencias. La última será en Flushing Meadows, en Nueva York, con motivo del US Open. No da para más, pero a estas alturas, Agassi ya es un caballero emérito en la lista de leyendas del tenis, y es para quitarse el sombrero por lo conseguido y por la guerra que aún intenta dar, aunque pueda dar poca. Es para quitarse el sombrero, levantarse y aplaudir, largo y tendido, la última lección de un viejo rockero. Sobre todo, porque los años y la estabilidad sentimental junto con la germana Steffi Graf –otra leyenda– le han dado una gran clarividencia. Agassi valoraba, ya desde el sorteo, la posibilidad de enfrentarse a Nadal, y de él –como casi todos los que saben de tenis, que no siguen sólo las modas– fue muy claro al afirmar que “sólo se puede decir que [Nadal] ha sido algo muy grande que le ha pasado a este juego. Es grandioso ver la rivalidad que ya hay entre él y Federer. Rafa es muy competitivo. Cuando me enfrente a ese partido, aseguro que será un reto para mí”. Aunque no pudo superarlo, lo fue. Lo intentó, no obstante, y las lágrimas que ya asomaron durante el anuncio de su retirada corrieron con el homenaje que los organizadores de Wimbledon, muy atentos, le tributaron. Para ponerse los pelos de punta.

Fotografía de Roberto J. Madrigal