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ANÁLISIS DE DEPORTES

Un golpe necesario, aunque incompleto

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes28-05-2006

Después del positivo de Roberto Heras, la última sacudida al árbol podrido se ha cobrado algunos peces gordos. Empezando por su director en el equipo Liberty Seguros, Manolo Sáiz, un tipo que siempre se ha movido en el límite de la legalidad. Sin embargo, lo más relevante es que hayan caído médicos: Eufemiano Fuentes y José Luis Merino. Las imágenes de los apartamentos registrados son, simplemente, espeluznantes: cámaras repletas de bolsas de sangre enriquecida conservadas en condiciones cuando menos precarias. Sangre que aún debía ser reinyectada, un riesgo patente. Y aún tiene que salir a la luz el doble centenar largo de clientes de Fuentes y Merino. Tan sólo se ha adelantado que hay nombres muy conocidos, y no sólo relacionados con el ciclismo. Por lo pronto, la detención de un ex ciclista como Alberto León, un correo del sistema de tráfico de la red, también destaca por lo inesperada. La actuación policial, aunque tardía en relación con Francia e Italia, ha sido quizá más impecable, en el sentido de que la Guardia Civil no ha actuado hasta acumular pruebas suficientes, con respeto del derecho a la presunción de inocencia y bajo mandato judicial, pero cuando lo ha hecho ha sido con celeridad y contundencia. Sin embargo, se podrían haber hecho mejor aspectos como el no penalizar a los clientes de la red de dopaje –en tanto que no recurren a él como meras víctimas, sino que también son responsables en menor medida–, pero sobre todo, que la operación se produce cuando aún no está aprobada la ley antidopaje, que se halla en trámites parlamentarios, pero no se prevé que entre en vigor hasta finales de año o principios de 2007. Los detenidos se beneficiarán de una legislación permisiva, pues algunos delitos no estaban tipificados. Después de todo, quizá sea necesario revisar la protección de la salud y proponer una regulación algo más flexible. El criterio del 50 por ciento de hematocrito –es decir, la tasa de glóbulos rojos, cuyo aumento mejora la capacidad de transporte de oxígeno, aunque también aumenta la densidad de la sangre, lo que supone riesgos vasculares– es un ejemplo de estas normas indirectas, ya que fue una respuesta parcial para prevenir el uso de métodos de dopaje indetectables, como las autotransfusiones. En este sentido, prácticas como el uso de cámaras hiperbáricas –que simulan condiciones de altitud para mejorar la calidad del flujo sanguíneo– no tendrían por qué ser ilegales, aunque sí podrían estar controladas. Pues por desgracia, la trampa siempre irá por delante de la ley. Tal y como afirmaba recientemente el ex plusmarquista mundial de los 200 y 400 metros, Michael Johnson, no es concebible ninguna sociedad sin violencia, por eso tampoco lo es un deporte sin trampas.

Fotografía de Roberto J. Madrigal